Mikkel Norgaard nos brinda en pantalla la adaptación literaria de Jussi Adler-Olsen a través del guionista Nikolaj Arcel.
Misericordia (Los casos del Departamento Q) es un thriller con tintes de cine negro y que a muchos recordará a la saga Millenium.
Carl Mørck ha sido relegado a los bajos fondos policiales por un fallo en un caso que le costó la vida a uno de sus compañeros y amigo. Ahora se tendrá que hacer cargo de un nuevo Departamento Q, en el cuál cada día deberá cerrar casos sin resolver y cada día tendrá que cerrar uno. Aquí en este su nuevo destino tendrá como compañero a Hafez al-Assad, él sé que ve este departamento como un buen lugar de trabajo Carl todo lo contrario. Todo se complicará cuando mirando casos se cruza en su mirada la foto de Marete Lyngaard una joven promesa política que desapareció en extrañas circunstancias, pero Carl no sé nada de lo que pone en el informe y decide investigar y no cerrar el caso en ese día.
No se puede decir que la película sea mala, para nada, tiene una buena ambientación y buenas actuaciones, y mientras que estás en el trascurrir de su metraje estás inmersa en él. El problema es cuando se termina, que piensa dos cosas, primera, éste bien podría ser el primer capítulo de una buena serie, y segundo, todo lo que hay de fondo y que se pudiera resaltar de la película, ya está visto, contado y muy manido en otras películas.
La venganza es un plato que se sirve frio, ya no es nuevo es algo que nutre al cine desde hace mucho, y sobre todo en este caso en particular, por el caso en el que sucede más todavía, uno incluso intenta recordar alguna que otra película que los dos protagonistas, secuestrador y secuestrado, tengan el mismo nexo en común del que aquí tienen.
Por lo que nos encontramos ante una cinta que entretiene, pero que no sorprende y que puede que incluso cuando se salga de sala se confunda con otras películas de envergadura parecida.
Otra crítica constructiva y destructiva, para quien lo sufre, es toda la parafernalia que hay burocráticamente hablando sobre los destierros en ciertas profesiones por algunos errores cometidos, sin medir para nada si esa persona es competente o no, solo un error es suficiente para sepultar laboralmente a alguien. Es algo que también es muy utilizado en el ambiente policial, y aquí no iban a ser menos.
La ambientación y fotografía es buena en todo momento, dándonos el tono y color justo a cada escena, recalcando y enfatizando situaciones que parecerían simples en primera instancias pero que cobran otro matiz con el toque justo en el momento adecuado.