Crítica de Ahora o nunca
La brillantez del guión me ciega: Una Boda. Se va a celebrar en un sitio cercano a Londres, supuestamente en la campiña inglesa, en un cottage muy mono…
La brillantez del guión me ciega: Una Boda. Se va a celebrar en un sitio cercano a Londres, supuestamente en la campiña inglesa, en un cottage muy mono…
No me voy a extender mucho con esta película, no merece la pena, por lo simple que es y porque tampoco he logrado conectar con ella. Posiblemente yo tenga un mal día, así que animo a todos a que la vean, seguramente todos se reirán donde he sido incapaz de encontrar un mínimo motivo para el cual emitir una carcajada.
Más bien lo que me ha sobrevenido es el sopor, el aburrimiento por el ritmo de la narración, porque el film no es muy largo, pero en vez de hora y media es como si hubiese experimentado varias horas lentas que nunca se acaban. Todo ello para encontrarme con un ejercicio pretencioso de ser una comedia romántica, al menos esa es la impresión que me ha dado, pero al final…
¿En qué se ha quedado esta película?
Pues desgraciadamente en algo que, al parecer, gusta mucho a los españoles, en un producto hortera, vulgar y cateto, una historia en la que los personajes salen del país para hacer ostentación de su burricie y de que lo único que les importa es el rebuzno de la burra.
La brillantez del guión me ciega: Una Boda. Se va a celebrar en un sitio cercano a Londres, supuestamente en la campiña inglesa, en un cottage muy mono donde se conocieron los protagonistas y se enamoraron diez años atrás. Alex (Dani Rovira) y Eva (María Valverde). Actores de moda ambos, uno por Ocho Apellidos Vascos, de la cual habrá segunda parte. Sinceramente, este chico de momento, a nivel interpretativo, no da para mucho más. No sé si es que se ha encasillado en el mismo personaje, pero le veo siempre haciendo de sí mismo. María Valverde, conocida por A tres metros sobre el cielo y seguramente por alguna cosa más que ahora mismo no me viene a la mente. Es algo mejor actriz que Rovira, pero tampoco es para tanto.
El caso es que ambos se van a casar en donde hemos mencionado antes. Ella ya se encuentra en Inglaterra, preparándolo todo. Alex mientras organiza al resto de su familia y recoge el vestido de novia para poder reunirse con Eva en Inglaterra. Es aquí donde surgen los problemas: una huelga de controladores aéreos retrasa la boda un día y comienza una terrible odisea para poder llegar a su destino.
Que es además el instante donde, se supone, empiezan las cosas divertidas. Personalmente, no he conectado con ninguno de los personajes, me resultan planos, estereotipados y como ya he dicho antes, posiblemente es que ya el hacer ostentación de lo catetos que son algunos españoles me molesta y por eso no comparto el entusiasmo por este tipo de productos, porque al fin y al cabo la cinta se reduce a eso, a un producto de explotación de un determinado tipo de película. Desde luego, Ocho apellidos vascos es varias magnitudes mejor que esto. Dicho queda.
Crítica de Ahora o nunca.