Crítica de La mirada del silencio. Un relato viviente y sobrecogedor

Inteligente la fórmula tramada por parte del director para poner contra las cuerdas a los que años atrás cometieron semejantes atrocidades.

No todas las películas que uno ve son agradables, como en este caso La mirada del silencio y su antecesora The Act of Killing, pero sí importantes para una memoria histórica internacional y para dar voz a muchos olvidados.

Joshua Oppenheimer nos vuelve a sobrecoger con este impresionante relato viviente y actual de cómo los supervivientes del genocidio vivido en Indonesia tienen que convivir día a día con sus verdugos y con las mentiras vertidas al respecto, ya que los que tramaron y realizaron esa matanza siguen estando en el poder.

El hermano pequeño de una familia de supervivientes del genocidio indonesio se enfrenta a los asesinos de su hermano, con tal solo el arma de la palabra. La familia averigua quienes fueron los culpables y él quiere una explicación cara a cara, con la humildad de saberse inocente intentará mediar para poder vivir sin rencor y buscar palabras para compensar la culpa y el perdón en la sinrazón de lo ocurrido.

Hay que reconocer que el director ha utilizado la metáfora visual de una manera muy sutil pero muy directa, sobre todo en esas imágenes donde vemos a las arañas tejiendo su tela y enredando todo, como así pasa como los que en el pasado hicieron el mal, que a día de hoy siguen envolviendo con su palabrería sin todavía reconocer sus errores tan atroces.

Las miradas bajas de las víctimas muestra como siguen con el lastre del pasado en su mente y cuerpo, sin poder olvidar el miedo y sin poder vivir en libertad total, cohibidos por el poder de muchos y la humildad de ellos mismos.

Inteligente la fórmula tramada por parte del director y de la persona que lleva a cuestas toda la carga del peso del documental de poner contra las cuerdas a los que años atrás cometieron los daños personales. Muchos de ellos ya desaparecidos, los vimos en The Act of Killing mofarse de lo que hicieron en su día, y pasados unos años son sus familias las que no reconocen sus errores, incluso cuando ellos mismos fueron testigos de sus testimonios. Y si no también pueden decir que se lo merecían, sin que les tiemble la voz.

Sobre todo, en La mirada del silencio, es aterrador lo que se cuenta a los más pequeños en las escuelas, como se suele decir, así se escribe la historia solo desde una visión y perspectiva. Esas imágenes para mi fueron de las más profundas que tiene la cinta, pues los más pequeños están aprendiendo y finalmente uno se da cuenta que son otras víctimas del sistema manipulador, sin dejar hueco a la verdad.

Todo está plasmado en una familia que sufrió una perdida en el genocidio, y la mirada profundamente emotiva de la madre trasmite el dolor sin palabras, solo con el silencio y un semblante sombrío y vacío, pero muy, muy impactante.

Crítica de La mirada del silencio.