Crítica de La Novia
La esencia de Federico García Lorca emana de cada secuencia, de cada fotograma, en un drama coral a la altura de su obra.
Adaptación al cine de la inmortal obra del genio granadino, cuyo arte y esencia siguen vigentes por los siglos de los siglos.
La Novia no es una película precisamente alegre, como tampoco lo era la obra de Lorca, la sombra de la fatalidad se cierne sobre cada uno de los protagonistas, desde el mínuto 1, en cada fotograma, en cada secuencia, como si su directora quisiera dejar claro que estamos ante un drama pasional cuya previsibilidad, lejos de ser un lastre, termina convertida en su mayor virtud.
Director: Paula Ortiz
Reparto: Inma Cuesta, Asier Etxeandía, Álex García, Manuela Vellés, Consuelo Trujillo, Leticia Dolera, Carlos Álvarez Novoa, Luisa Gavasa.
Sinopsis: La cinta es una adaptación de Bodas de sangre, de Federico García Lorca. Desde muy pequeños, Leonardo, el novio y la novia han formado parte de un triángulo inseparable. Sin embargo, graves rencillas familiares separaron sus destinos, desde entonces todo se ha complicado: el novio y la novia se van a casar, aunque entre ella y Leonardo, que está casado y tiene un hijo, siempre hubo algo más que una amistad. La tensión entre la pareja es cada vez mayor, hasta el mismo día de la boda cuando La Novia dividida tendrá que elegir entre el deber y la pasión, entre el delicado y paciente novio y el salvaje Leonardo.
La Novia es una película pasional, llevada al límite, reo y verdugo de su concepto, con todas las consecuencias. La esencia de Federico García Lorca emana de cada secuencia, de cada fotograma, en un drama coral a la altura de su obra. Una película que además cuenta con una plasticidad envidiable, un montaje seductor, un elenco interpretativo de primer nivel y un estilo propio al compás de la majestuosidad de los versos de Lorca y la contundencia de la música de Shigeru Umebayashi.
Y pese a que esa misma estética juega en su contra en muy contadas ocasiones, la obra se convierte en un espectáculo sensorial, una obra de arte difícil de olvidar, un regalo para los sentidos que permanece en nuestra memoria durante horas, durante días, para, lejos de desaparecer, agrandar su recuerdo como una enredadera.
Paula Ortiz se sirve de los versos de Lorca y de la estupenda interpretación de Inma Cuesta para transmitir los sentimientos, las dudas e interioridades de la novia, mientras abraza al espectador en un baile hacia el abismo, hacia la locura, hacia el amor, hacia la muerte….