Remake de La Patota una película que en Argentina está considerada como todo un clásico.
Cada persona reacciona de una manera distinta ante una misma situación, incluso si ésta es extrema, los recovecos humanos son tan dispares que los desenlaces a los traumas o cualquier hecho conflictivo puede ser totalmente dispar, y aquí en Paulina el director argentino Santiago Mitre lo ha plasmado a la perfección, ha sido su hilo conductor en el guion.
Paulina es el remake de La Patota, dirigida por Daniel Tinayre en 1961, una película que en Argentina está considerada como todo un clásico.
Paulina deja de lado su brillante de abogada para dedicarse a labores sociales, quiere trabajar en una escuela en un programa de defensa de los derechos humanos en zonas humildes que se encuentran en la periferia de la ciudad. A los pocos días de comenzar a trabajar, es atacada y violada por un grupo de jóvenes, patota, ahora ella más que nunca decidirá cómo llevar esta situación y no será la habitual.
En cierta forma hay varias luchas plasmadas en el film, como las luchas de poder, las luchas por sobrevivir bajos unas convicciones que no son las impuestas por la sociedad o la familia, la lucha por la autoestima, la lucha interior por la búsqueda de una propia personalidad forjada en una libertad natural creada y fijada en su razón, ya sea buena o mala, pero suya. Todo esto está dentro de la mirada de Dolores Fonzi, cuerpo y alma de Paulina en cada secuencia.
Bien es verdad, que pasado la mitad del metraje el espectador, para una servidora fue el caso, sufre un gran desasosiego por no entender muy bien el comportamiento que se plasma en pantalla, me falta una rabieta, un enfado con el mundo, con ella mismo o con la vida en sí, la reacción es todo lo contrario, encerrarse en sí mismo vivir todo con naturalidad y hacer como si nada, aparentemente, eso sí.
En esas luchas descritas anteriormente, la que más influye en el personaje protagonista es la familia impuesta, y que quiere vencer a toda costa, renunciando a la comodidad con tal de poder desarrollar su potencial humano e intelectual como desea y buscar su justicia a su manera, contrapunto total teniendo un padre juez.
Paulina por momentos nos impone el visionado del ejercicio del poder y de sus abusos en beneficio de los que tienen el mando, aquí es algo que juego en contra y a favor, pues una gran carga de crítica al sistema al mismo tiempo que se utiliza como arma de posesión de los protagonistas principales.
Santiago Mitre sabe lidiar perfectamente en sus películas con los límites establecidos por los estamentos políticos, ya lo hizo en El estudiante, juega con ello aquí y lo ha utilizado en sus guiones bajo la batuta de Pablo Trapero mezclando los bajos fondos, los abusos y el poder del sistema.
Aquí trata la violencia de género de una manera muy sutil y de diferente manera si la mirada viene de hombre o de una mujer, las diferencias se notan a distancia y lo expresa muy directamente.
En Paulina, finalmente todos serán juzgados, tanto en el trascurso de la película, como saltando la pantalla y los sentados en la butaca, serán jurado de excepción para poder etiquetar a cada una como quieran o puedan en el momento adecuado, pues pasados los minutos del visionado, puede que uno incluso cambie de opinión. Una película que servirá para debatir sobre la libertad de elección en todo momento y el respecto a las decisiones ajenas.
En Cineralia hemos podido visionar la película gracias a la invitación de Golem y Sensacine.