jueves , enero 23 2025

Crítica de Joy

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Crítica de Joy

Es un producto digno y medianamente disfrutable que, sin embargo, comente un error imperdonable en cualquier filme: su desarrollo y su desenlace no están a la altura de su divertidísimo punto de partida.

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…abandona progresivamente el tono corrosivo para ofrecernos la típica historia de David contra Goliat tan querida por el público norteamericano.

El director David O. Russell parece especialmente interesado en retratar familias disfuncionales. Si en The Fighter seguía los pasos de un boxeador que se abría paso en el mundo pugilístico y mantenía una difícil relación con su madre y hermano, El lado bueno de las cosas nos mostraba las diferencias existentes entre un hombre adulto con problemas mentales que no asumía el final de su matrimonio y su progenitor, un individuo que sufría un trastorno obsesivo compulsivo.

Joy vuelve a poner de manifiesto su gusto por las historias donde aparecen clanes que distan de ser perfectos. Parece como si el cineasta asumiera como suya la frase con la que se abría Ana Karenina, la obra maestra de León Tolstói: “Todas las familias felices se parecen; cada familia infeliz es infeliz a su manera”.

Crítica de Joy

Es precisamente en la descripción de la curiosa parentela de la protagonista, la inventora de la denominada fregona mágica y una de las reinas de la teletienda norteamericana, donde el largometraje consigue sus mayores logros. El filme muestra con un humor no exento de negrura cómo esta mujer se labró un futuro a pesar de los problemas que le generaron una madre depresiva que se pasaba las horas viendo culebrones, un padre que coleccionaba fracasos sentimentales y una hermanastra que la odiaba. Solamente los apoyos incondicionales de su mejor amiga, su ex marido, un hombre al que mantuvo económicamente incluso después del fin de su relación, y, especialmente, su abuela –no por casualidad la narradora de Joy– le otorgaron un poco de paz en un camino a la fama lleno de zancadillas y pasos en falso.

Lástima que la comedia negra y los miembros de tan peculiar estirpe pierdan peso en favor de los elementos propios de las películas de superación personal. En cierta forma, la cinta abandona progresivamente el tono corrosivo para ofrecernos la típica historia de David contra Goliat tan querida por el público norteamericano. Como suele ocurrir en gran parte de la carrera cinematográfica de Russell, los elementos más rompedores y llamativos quedan sepultados por aquellos más convencionales.

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No obstante, el largometraje no naufraga totalmente gracias a sus intérpretes. Jennifer Lawrence inyecta energía a otra de esas heroínas que se hacen fuertes ante la adversidad y que se han convertido en casi una constante en la carrera de la joven actriz estadounidense. Por su parte, Robert De Niro encarna sin excesivo histrionismo a otro progenitor no precisamente ejemplar, en un rol que recuerda en determinados aspectos al que diera vida en El lado bueno de las cosas, y Virginia Madsen resulta entrañablemente patética como la madre obsesionada con los culebrones. Mención aparte merece una divertidísima Isabella Rosellini, que dota de fuerza a la novia del padre de Joy y exigente socia capitalista de la joven emprendedora.

En resumen, Joy es un producto digno y medianamente disfrutable que, sin embargo, comente un error imperdonable en cualquier filme: su desarrollo y su desenlace no están a la altura de su divertidísimo punto de partida.

Acerca de Julio Vallejo

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