Crítica de No es mi tipo
Un más que interesante largometraje que elude el tono cursi y lacrimógeno de otras muestras del cine romántico que han pasado por la cartelera.
Belvaux, autor de las inéditas en España Rapt y 38 témoins, logra un curioso trabajo donde se mezclan elementos de drama con unas gotas de comedia.
Los extremos se atraen. Alrededor de esa creencia popular tan difundida acerca del amor se construye No es mi tipo, película dirigida por el belga Lucas Belvaux.
Basado en la novela Pas son genre de Philippe Vilain, el largometraje une los destinos de un filósofo parisino al que destinan como profesor a la provinciana de Arras y una simpática peluquera de la localidad que no ha recibido una educación superior.
El director y guionista nos presenta un romance entre dos personas de distintos niveles culturales y económicos que se sienten atraídas la una por la otra, aunque su relación se verá entorpecida por numerosos obstáculos. Ella es una madre soltera que descubre en el maestro a un hombre diferente a todos aquellos que le han utilizado como simple objeto sexual, mientras que él halla en esa mujer entregada la alegría que no tenían sus anteriores parejas.
No es mi tipo también plasma dos actitudes frente a la existencia. Así nos encontramos que la mujer vive sus relaciones románticas en toda su intensidad y tiene una particular forma de poner en práctica sus particulares principios. Por el contrario, su novio es un tipo que no para de teorizar sobre el sentido de la vida y el amor, aunque no sepa aplicar esas ideas a la realidad.
El resultado es una relación que funciona a dos velocidades. Mientras ella parece confiar en lograr una pareja estable, él lo considera como poco más que un affair, aunque se dará cuenta que la peluquera le interesa más de lo que creía en un principio.
No es mi tipo no logra ser redonda
Belvaux, autor de las inéditas en España Rapt y 38 témoins, logra un curioso trabajo donde se mezclan elementos de drama con unas gotas de comedia. No obstante, la película no logra ser redonda a causa de ciertas arritmias. La cinta no acaba de convencer cuando muestra la solitaria vida de Clément Le Guern, al que encarna un excesivamente impertérrito Loïc Corbery, mientras que alza el vuelo cuando aparece Jennifer, que interpreta una maravillosa Émilie Dequenne. La que fuera protagonista de Rosetta, el estupendo filme Jean-Pierre y Luc Dardenne, imprime energía y encanto a esa treintañera que se entrega totalmente a su pareja pesar de las malas pasadas que le ha jugado la vida en el aspecto sentimental.
Por otra parte, la cinta incurre en cierto simplismo al mostrar los gustos de ambos protagonistas. Él, representante de la alta cultura, lee casi exclusivamente filosofía y novelas de escritores tan serios como el ruso Fiódor Dostoyevski, mientras que ella, una chica de provincias, se chifla por el karaoke, el pop comercial y las películas de Hollywood.
No obstante, pese a sus evidentes defectos y algunas obviedades, No es mi tipo es un más que interesante largometraje que elude el tono cursi y lacrimógeno de otras muestras del cine romántico que han pasado por la cartelera durante las primeras décadas de este siglo XXI.