Hace ya algún tiempo que el cineasta canadiense Atom Egoyan dejó sus proyectos personales para convertirse en un director más comercial y menos personal.
Desde Chloe, su particular remake en inglés de la francesa Nathalie X, el realizador parece contentarse con ser poco más que un artesano especializado en thrillers. Si en aquella abordaba el género en su vertiente más erótica, sus dos siguientes cintas, las muy decepcionantes Condenados y Cautivos, formaban un curioso binomio de filmes de suspense entorno a la desaparición de menores y el consecuente drama que causaba en sus familias.
Remember reincide en el thriller, aunque en esta ocasión nos encontremos en un particular subgénero: aquel que trata la caza de nazis después del fin de la II Guerra Mundial. Un grupo de películas del que forman parte cintas tan diversas como Odessa, La caja de música o La deuda. Por otro lado, el largometraje se centra en un tema ya tratado por el canadiense: el extermino. Recordemos que en uno de sus trabajos, la irregular Ararat, ya estaba muy presente el genocidio, en este caso el armenio. Curiosamente, al igual que en Remember, el realizador contó en aquélla con la presencia en el reparto del gran Christopher Plummer.
Con un guion excesivamente tramposo firmado por Benjamin August, Egoyan imprime algo de su malsana atmósfera a la particular odisea de un anciano con Alzheimer que, siguiendo las instrucciones de un compañero de asilo, decide encontrar al criminal que mató a su familia en un campo de concentración. Su peculiar periplo por Estados Unidos y Canadá se convertirá en un verdadero calvario cuando tenga que visitar a los cuatro sospechosos de ser el supuesto asesino.
Quizá el principal talón de Aquiles lo hallemos en un libreto que acumula demasiadas inverosimilitudes. No se entiende, por ejemplo, que un anciano con problemas de memoria y, en teoría, nula experiencia como delincuente pueda cruzar las fronteras sin ser registrado ni despertar ninguna sospecha. La historia acumula también excesivos giros en sus últimos minutos y resulta muy forzada en algunos aspectos, especialmente aquellos que convierten este trabajo en una versión geriátrica de Memento.
No obstante, Remember se ve con cierto interés por la tensión que aporta Egoyan y el ambiente enrarecido que imprime a sus imágenes, una cualidad que ya estaba presente en títulos tan notables como Exótica y El viaje de Felicia. Por otra parte, el protagonismo de un estupendo Christopher Plummer, a la vez frágil y extrañamente fuerte, logra que el largometraje se aleje del telefilme que podría haber sido si llega a caer en las manos de otro director y de un intérprete menos sólido.
En resumen, Remember es una cinta que funciona como aceptable entretenimiento, aunque resulte excesivamente banal como reflexión acerca del Holocausto.
Crítica de Remember
La historia acumula excesivos giros en sus últimos minutos y resulta muy forzada en algunos aspectos, especialmente aquellos que convierten este trabajo en una versión geriátrica de Memento.