Un guion inteligente, pues conmueve sin entrar en el lamento, pero sí profundizando en los cimientos de la humanidad.
La sociedad actual parece ser que demanda mucho más cine que les complazca y divierta visualmente que aquel que les implique con la realidad existente ya sea la que se viva en nuestra frontera o fuera de ella, pero a veces una pequeña gran dosis de realismo no está mal para dotarnos de sensatez existencial en un momento dado.
Tribunal, ópera prima de Chaitanya Tamhane, nos trae un reflejo de la sociedad india y de su encorsetamiento vital mostrándonos sus costumbres y no por ello contradicciones humanas.
Narayan Kamble es un profesor y cantautor activista, más conocido como “poeta del pueblo de la India”, ahora se encuentra acusado de incitar el suicidio de un trabajador ´de aguas residuales, después de una actuación suya. En juicio surrealista, donde no se oirán casi sus palabras, Narayan, será juzgado por suposiciones que se irán desvelando a medidas que las declaraciones van cobrando sentido o totalmente lo contrario, según lo quiera ver el sistema de su país.
Sencilla y cargada de poder con la fuerza de la palabra, esa que da la inteligencia narrativa escondida detrás de textos llanos y sin florituras que van definiendo un sistema y una persona pero sin exponerlos en exceso, sólo a través de los ojos de los demás y sobre todo de las normas obsoletas y cerradas que se empeñan en la sinrazón de perseguir la libertad de expresión.
Sorprende como casi sin estar presente en dos horas de metraje el personaje en sí, es definido y retratado por diferentes partes de distintas maneras, contrapuntos de miradas extrañas que observan sin conocer, pero sí juzgando, eso mismo que hace el espectador, pero con otros ojos con la mirada conjunta y limpia de todos los actos en fusión pudiendo sacar una conclusión clara de lo visto.
Un guion inteligente pues conmueve sin entrar en el lamento, pero sí profundizando en los cimientos de la humanidad y la responsabilidad cívica bien entendida. Nos lleva al terreno de la reflexión con la levedad de las imágenes con la tranquilidad y sosiego de una trama que esconde un drama incomprendido en una sociedad retrograda en muchos sentidos.
Por momentos casi uno podría interpelar que se encuentra ante una comedia por el sinsentido que tienen las fechas de se van dando en el juicio, las demoras, el tiempo que se necesita para cada declaración, sin pensar que de fondo hay una persona y todo lo que connota esa palabra, pues parece meramente un número.
Uno de las virtudes de Tribunal es no ser pretenciosa y enganchar al espectador por el carisma de su tono y contenido, de los acordes que acompañan a las conversaciones existentes entre juez y abogados, y por supuesto viendo como paralelamente la vida de los mismos fluye de manera totalmente divergentes en el fluir de esos días, meses y años.
Tribunal no deja de ser un retrato cultural y sociológico de un país inmerso en unas tradiciones y normas más que antiguas, poniendo de manifiesto que las clases de poder y las jerarquías para nada son equidistantes. Además se ve como la burocracia, burda y torpe, entorpece y ensombrece la verdad, buscando enemigos donde no los hay.
Crítica de Tribunal de Susana Peral.
Crítica de Tribunal
Un guion inteligente pues conmueve sin entrar en el lamento, pero sí profundizando en los cimientos de la humanidad y la responsabilidad.