David Cánovas maneja a la perfección los toques de thriller con la parte dramática de cada uno de los protagonistas.
Tras el comienzo de la crisis económica se ha retratado en el cine estos años pero siempre desde la perspectiva de los efectos, pero casi nunca indagando y juzgando la parte interna, o si se ha hecho muy de soslayo.
Crítica de La punta del iceberg.
David Cánovas ha dotado de un potencial humano a La punta del iceberg, donde maneja a la perfección los toques de thriller con la parte dramática de cada uno de los protagonistas, pues cada uno esconde más que muestra y eso se agradece para ir evolucionando en la trama sin desvelar nada desde el primer instante.
Sofía tiene la difícil misión de ir a unas de las delegaciones de su empresa, para averiguar las razones de tres suicidios por parte de tres empleados. La gran empresa no quiere salir salpicada en la prensa, y quiere depurar responsabilidades a toda costa, y para ello quiere un informe favorable de cómo se desarrolla el trabajo allí. De primeras parece que el ser un alto cargo que va investigar le pondrá casi como enemiga con el resto de empleados, pero poco a poco irá descubriendo los contras, más que los pros, de la empresa y sus artimañas con respecto a sus empleadas para sacarle el mejor partido de cara a la productividad.
Destapar los intríngulis más impactantes que puede tener una gran empresa, no es tan habitual en nuestro cine, ante todo el hecho de poner el dedo y llaga en las personas más que en los beneficios económicos. Aquí se realiza con tacto pero sin tapujos, ahondando en la problemática de la rentabilidad de las empresas a toda costa, por encima de las personas.
La punta del Iceberg aborda todo desde un punto más humano, haciendo hincapié en el moving y la presión a la que están sometidos los trabajadores con respecto al rendimiento y las metas necesarias para conservar su puesto, poniendo en la picota de exposición y juicio a los jefes, a los que imponen sin medida alguna humana.
La palabra que sobresale en exceso es “objetivo” pero solo en números y cantidades de dinero acumulado como beneficio capitalista, pero para nada lo que cada persona quiere obtener de la vida con respecto al trabajo, se hace realidad en escena aquello de vivir para trabajar.
No hay disyuntiva posible en el guion va a directo al engranaje de presión que se ejerce sobre las personas que quieren mantener su puesto de trabajo, y los métodos utilizados por los altos cargos, que no miran la visión humana si no meramente los números. Al final también se ve reflejado el tema de la ética profesional, todo desde la perspectiva del razonamiento enfrentado a lo emocional. Cada personaje nos da pinceladas en cada dirección y en distintos momentos, viendo la evolución de cada uno.
La interpretación de Maribel Verdú va ganando puntos a medida que se sumerge en la trama más dura, va de menos a más, involucrándose en su papel con gran técnica, sobresalen las escenas de tensión, sobre todo las conversaciones que tiene con Carmelo Gómez (esperemos que nos dé más de una interpretación de este calibre y no se retire, todo un placer verle en este papel) y Fernando Cayo.
Crítica de La punta del iceberg de Susana peral.
La Punta del iceberg
Lo Mejor: La interpretación de Maribel verdú, de menos a más
Lo Peor: Demasiado correcta en el tramo final