Una ejecución escénica y verbal muy meticulosa, tanto por el rodaje como por las interpretaciones que son soberbias.
Perder la Razón es una de esas películas que en su día nos dejó sin aliento, por su fondo, por su forma, Joachim Lafosse nos cautivó con su trabajo, y ahora vuelve con Después de nosotros con algunos tintes muy parecidos pero para nada iguales, incluso si uno se para a pensar, con algún poso positivo, dentro de la rotundidad de ruptura emocional que esconde el film.
Marie y Boris llevan quince años de convivencia que ha llegado a su fin. De esa relación han surgido dos hijas por las que ambos tienen que luchar. Ahora que el tiempo del amor ya pasó en ellos, tienen que comenzar a mirar al futuro y por eso dividir sus bienes materiales, un piso que es de ella pero que el reformó. Mientras que llegan a un acuerdo tendrán que vivir bajo el mismo techo, pero como si ya estuvieran separados.
Lafosse escrudiña en el interior de esos personajes adultos pero reflejando la sociedad en sí en ellos, y muy inteligentemente delineando la parte infantil en sus distintos comportamientos ante la afección de ese entorno hostil en el que se desarrolla todo. Es muy puntilloso en los detalles esos que llevan al extremo, pero también es delicado en no evidenciar más de lo que se puede presuponer y ver.
Pequeñas señales en secuencias muy concretas pueden indicarnos parte de lo que sucederá en el desarrollo de la trama, pero eso sí, sin evidenciar exactamente a qué personaje correspondencia la efectividad de esos datos.
Una ejecución escénica y verbal muy meticulosa, tanto por el rodaje como por las interpretaciones que son soberbias. Planos que absorben la tensión expuesta y que se trasmite con gran verisimilitud, con una intensidad de corazón y alma donde los sentimientos se extrapolan más allá de lo racional.
Después de nosotros es de esas ecuaciones que se plantean entre el dilema de lo material y lo sentimental, de la balanza puesta o dispuesta a tener después de años de convivencia. Los personajes aquí tiran del hilo más radical en cada caso, y siempre con armas de doble filo que son las vertidas por y las menores expuestas a la carga de presión de los adultos.
Lo que se plasma se siente tan real, lamentablemente sucediendo en la actualidad, que no es necesario remarcar la parte más emotiva, la frialdad es la que une todo en un nada, todo lo vivido en un sin futuro, y sobre todo sin la tolerancia del respeto.
Discrepar aquí no es la parte fundamental, ni siquiera discutir, porque para ello se tendría que tener un diálogo, algo que en las secuencias no se ve, es un puro enfrentamiento verbal. Aunque podamos pensar que una parte lleva razón, ni esa misma se para a calibrar las consecuencias de sus actos. No hay vara de medir las acciones, las palabras aquí son puro fuego de volcán que no solo hiere al contrario sino también a quien lo suelta aunque no sepa darse cuenta.
Posiblemente el acierto en captar al espectador desde el minuto uno, es la frialdad en la mirada de Bérénice Bejo, que se muestra distante, cortante hasta hiriente, verbalmente, desde el primer instante. Pero aun así, en el fondo tiene la debilidad de los fuertes, de los que se creen con la razón, y por ello hay momentos que parece que va a soltar la cuerda que tanto tensa.
Joachim Lafosse ya nos impactó hace unos años con Perder la Razón, en esa película donde los extremos eran tan fuertes, también es verdad que había un desarrollo mucho más amplio de la pareja y la familia que plasmaba, con gran crudeza y dureza, y aquí en este su nuevo proyecto, Después de nosotros, ya todo se desarrolla en el desequilibrio del matrimonio, en el cierre de una etapa donde el amor puede que ya no tenga cabida, pues lo que diferencia en todo instante es la variación entre amor y pasión.
Por otro lado, se quiere incidir en muchas ocasiones con pequeños detalles en la importancia de la confianza de las personas. Impacta, siendo la mismísima realidad, como después de tiempo de convivencia se midan las cosas meramente por lo material, ahí es donde el guion ha sido meticuloso, además de mostrarnos cómo influye cada situación en cada uno de las menores, cada una de distinta manera y fondo.
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