Puntuación:
La cinta parece también un tanto indecisa a la hora de decidir si se trata de un ejemplo de ciencia-ficción trascendental y profunda o un espectáculo de acción, aunque no acabe de triunfar en ningún campo. Las reflexiones que propone ya han sido planteadas antes y la cinta carece de la fluidez necesaria para considerarse un frenético pasatiempo.
Una película fascinante en el aspecto visual y poco novedosa en el contenido que se debate entre el mero entretenimiento y el drama existencial.
Ghost in the shell es una de esas obras de culto que beben sin remilgos de diversas fuentes y, a la vez, se convierten en referentes para otras creaciones. Parece claro que tanto Masanori Ota, autor de la historia para el manga editado en 1989, como Mamoru Oshii, director de la primera versión animada del cómic estrenada en 1995, tenían muy presentes hitos del cine cyberpunk como Blade Runner o Robocop cuando realizaron sus correspondientes trabajos.
La historia de una cíborg de mente humana y cuerpo robotizado que investiga un extraño caso en una sociedad donde conviven máquinas antropomórficas y seres de carne y hueso con implantes electrónicos remitía claramente a los clásicos de Ridley Scott y Paul Verhoeven, respectivamente.
Después de varias secuelas en formato largometraje, series de televisión y videojuegos basados en los personajes creados a finales de los ochenta, Hollywood realiza con Ghost in the shell: El alma de la máquina una versión que funciona como particular homenaje de la franquicia nipona que toma como modelo, pero también como curioso pastiche de otras cintas que han abordado el subgénero cyberpunk antes y después del clásico del manga y el anime.
La influencia de Blade Runner se refuerza más si cabe con las proyecciones y los neones que se convirtieron en santo y seña de la popular adaptación de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, la novela de Philip K. Dick. Lo mismo se puede decir del villano, que parece una variación del que encarnara Rutger Hauer en aquel filme, o las referencias a los recuerdos implantados, presentes en los famosos replicantes de la obra maestra de Scott.
Por otra parte, la huella del policía medio humano de Robocop queda patente en los recuerdos humanos de La Mayor, la protagonista, y en su carácter cíborg al servicio de la ley.
Dentro del catálogo de guiños a otros largometrajes también se pueden encontrar ecos de Matrix, una saga que precisamente se vío influida por el original japonés; Días extraños, presente en el look visual y la breve intervención del actor Michael Wincott, o El quinto elemento, una película que asumía sin complejos su carácter de alocado cóctel de referentes.
No obstante, dejando los homenajes y guiños, la versión estadounidense de Ghost in the shell quizá sorprenda por su carácter melodramático frente a su principal modelo. Nos encontramos aquí ante un personaje mucho más atormentado que, mientras investiga un curioso caso relacionado con una empresa tecnológica, se encuentra confuso acerca de su pasado. Por otra parte, la vertiente política del original aparece un tanto diluida frente a una poco profunda crítica al cada vez mayor poder de las grandes empresas tecnológicas.
El director Rupert Sanders, conocido por su trabajo en publicidad y como realizador de Blancanieves y la leyenda del cazador, parece especialmente empeñado en crear impresionantes imágenes de la tecnológica ciudad donde transcurre la acción, aunque el espectador pueda tener la sensación de encontrarse una versión ampliada del decorado de Blade Runner.
La cinta parece también un tanto indecisa a la hora de decidir si se trata de un ejemplo de ciencia-ficción trascendental y profunda o un espectáculo de acción, aunque no acabe de triunfar en ningún campo. Las reflexiones que propone ya han sido planteadas antes y la cinta carece de la fluidez necesaria para considerarse un frenético pasatiempo.
El resultado es una película visualmente brillante, pero escasamente novedosa donde destaca una adecuada Scarlett Johansson, en el papel de esa agente de cerebro humano y cuerpo de máquina.