Puntuación:
El director español nos abre su corazón, nos entrega lo mejor de si mismo en un ejercicio repleto de sinceridad, humildad y ternura, convirtiendo a Campeones en una de las mejores comedias de los últimos tiempos
Me siento en deuda con Javier Fesser, su mejor trabajo hasta la fecha destila honestidad, humanidad y una habilidad en la dirección pocas veces vista.
El realizador de El milagro de P. Pinto o la premiada Camino asume sin miedo alguno sus dos señas de identidad, dos características que definen su cine, el riesgo y la diversión.
Nadie puede dudar de la primera, el cine con discapacitados psíquicos siempre es arriesgado, existe el riesgo de caer al precipicio del ternurismo, del exceso de almíbar o en el otro extremo pecar de indiferencia, frialdad. Javier encuentra el equilibrio, sortea todos los peligros y conecta con el espectador desde el minuto 1.
En cuanto a la diversión, afirmo, sin ningún tipo de pudor, que estamos ante una de las películas más divertidas de los últimos años.
En ambos casos el director español nos abre su corazón, nos entrega lo mejor de si mismo en un ejercicio repleto de sinceridad, humildad y ternura, convirtiendo a Campeones en una de las mejores comedias de los últimos tiempos y en todo un regalo para el gran público.
Marco, segundo entrenador de un equipo profesional de baloncesto, es un tipo egoísta, un hombre frío que se encuentra en medio de una crisis personal, al borde del divorcio y despedido por enfrentarse al primer entrenador del equipo. Un incidente automovilístico le terminará llevando ante la justicia, su condena será ejemplar, entrenar a un equipo formado íntegramente por personas con discapacidad intelectual.
Lo que comienza como una condena, un problema para nuestro protagonista, terminará convertido en una lección de vida que le cambiará para siempre.
Fesser dirige con maestría, y apoyado en un soberbio guion co-escrito junto a David Marqués, a un reparto encabezado por el actor Javier Gutiérrez, el intérprete de moda en el cine español no defrauda (Una vez más), y nos entrega una de sus mejores interpretaciones. Gutiérrez está acompañado por una comitiva de altura, los veteranos Juan Margallo, Luisa Gavasa y la actriz de Al salir de clase Athenea Mata.
Pero los verdaderos protagonistas son otros, un puñado de chavales con diversas discapacidades psíquicas que nos entregan su alma y su corazón, que nos hacen reir y llorar, para ayudarnos a descubrir que quizás en este mundo egoísta e insolidario los verdaderos discapacitados somos el resto.
Y es que esta comedia es un verdadero ejercicio de género, es divertida a raudales, cuenta con un ritmo increscendo que no decae, la música de Coque Malla acompaña y es pegadiza y los secundarios son geniales, todos cuentan con un papel importante, sin excepciones, todos están bien definidos y tienen su momento de gloria.
Finalmente y para terminar solo me queda dar las gracias a Javier Fesser por esta maravillosa comedia. El mundo necesita películas así.