Puntuación:
Aburrida cinta de aventuras para niños que no busquen algo más allá de unos dibujos animados.
Allá por 2011 se estrenó en cines una película de animación dirigida por Kelly Asbury que adaptaba la historia de amor maldito de William Shakespeare en una aventura protagonizada por Gnomos de jardín. Hablamos de Gnomeo y Julieta, una cinta olvidable, bastante aburrida (Pese al acierto de algunos gags) y solo apta para los más pequeños de la casa.
Pues sin motivo aparente (Que no sea otro que el afán recaudatorio) ahora llega a los cines su secuela, Sherlock Gnomes. Que como podéis imaginar presenta a un nuevo personaje compañero de fatigas de nuestros protagonistas, Gnomeo y Julieta, hablamos de Sherlock Holmes y su querido amigo Watson.
Nuestras esperanzas de que los personajes de Arthur Conan Doyle insuflaran fuerzas renovadas a esta infructuosa y poco acertada saga animada se desvanecen bien pronto, en el momento en que nos percatamos de que esta innecesaria secuela vuelve a presentar personajes planos (y encima poco novedosos), un guión de capítulo de serie animada televisiva y una historia tan previsible que no sorprenderá ni a los más pequeños.
Tras trasladarse a vivir a Londres Gnomeo y Julieta cruzarán sus vidas con el mundialmente conocido detective: Sherlock Gnomes, cuando este investiga, junto a su inseparable Watson, la misteriosa desaparición de todos los gnomos de jardín de la ciudad, entre los que están la familia de nuestros protagonistas.
Poco más que contar en una historia muy aburrida, falta de chispa e ingenio, que solo resultará cumplidora para los más pequeños de la casa (Que no sean demasiado exigentes) y que arrancará más de un bostezo a sus sufridos acompañantes, que solo disfrutaran de algunas escenas de acción y de la estupenda música del siempre fantástico Elton John.
Nefasto un caricaturesco Moriarty que no da la talla como némesis del detective más famoso de la literatura universal.
Para terminar recalcar que estamos ante una poco justificada secuela, demasiado plana y previsible, que cumple, medianamente, el cometido de entretener durante sus «largos» 86 min a nuestros retoños pero que aburrirá tremendamente al resto, doy fe.