Puntuación:
Floja cinta de terror que destaca principalmente por las interpretaciones de su reparto femenino.
Los psiquiátricos y hospitales de todo tipo, especialmente si se encuentran abandonados, se han convertido en uno de los escenarios favoritos del cine de terror. Los tormentos de los pacientes y sus almas en pena son el pretexto perfecto para las apariciones escalofriantes y las visiones inquietantes.
Gustavo Hernández, director uruguayo que conoció cierto éxito con su largometraje La casa muda, vuelve a utilizar una institución mental como decorado de No dormirás. El montaje de una obra teatral ambientada en tan curioso lugar sirve como punto de partida para armar una historia que mezcla melodrama y sustos en un cóctel que no acaba de funcionar.
El realizador utiliza la excusa de la vigilia prolongada, responsable de alteraciones mentales, para entregar una cinta repleta de lugares comunes y bañada por un psicologismo de manual que provoca verdadero sonrojo. Como es habitual, el filme acumula numerosos giros que intentan sorprender al espectador, pero que más bien resultan trucos baratos. Por otra parte, aunque su intención sea la de mostrarnos un personaje femenino acorralado a la manera de la protagonista de La semilla del diablo, el cineasta nunca logra imprimir el desazón necesario para alcanzar la maestría de Roman Polanski.
Hernández no inyecta la tensión necesaria para que el espectador se mantenga en vilo en todo momento y ofrece una trama con elementos de culebrón y traumas varios que provoca más el aburrimiento que el escalofrío. Por si fuera poco, el guion está repleto de frases lapidarias que quieren ser profundas y solamente provocan hilaridad.
No obstante, sería injusto no destacar la capacidad del uruguayo para crear atmósferas insanas, aunque no baste para conseguir la atención del espectador.
También cabe señalar las buenas interpretaciones del elenco femenino. Belén Rueda, ya todo un icono del terror en español, disfruta encarnando a una profesora de interpretación sádica, mientras Eva de Dominici aporta credibilidad a esa joven actriz acosada por sus propios fantasmas y llevada al límite de la cordura. Sorprende, además, el trabajo de Natalia de Molina, que imita a la perfección el acento argentino y aporta sensibilidad a un personaje solamente esbozado a pesar de su importancia en la trama.
En resumen, No dormirás no alcanza lo que pretende: emocionar y sorprender a un público que ya conoce demasiado los resortes de las películas de fantasmas.