Puntuación:
Las herederas al mismo tiempo tiene ese poso de acercamiento a lo real, a lo documental y eso se nota en la forma de dirigir de Marcelo Martinessi, de lo exhaustivo que es su mirada por medio de la cámara, notándose que proviene del género de lo real, y buscando la verdad en cada secuencia. No hay nitidez en las secuencias, ya que no busca la perfección, si no el paralelismo de tonos entre la fotografía y los personajes.
Las herederas de de Marcelo Martinessi, es su ópera primera en cuanto a largometraje de ficción se refiere. ahondando tanto en la sociedad como en la persona, buscando la verdad de cada protagonista por medio de sus inseguridades y seguridades por partes iguales.
Chela y Chiquita llevan toda la vida juntas, nunca tuvieron problemas económicos, dado que su familia era de buena posición. Ahora debido a unas deudas Chiquita tendrá que pasar un tiempo en la cárcel y Chela salir adelante viendo como su herencia tiene que ser mal vendida y sacando arrojo de donde no tiene para sobrevivir económicamente y emocionalmente. Chela saldrá de su burbuja y verá todo lo que hay mucha más allá de su clase social y su edad.
¿Qué cárcel es más dura, la física o la emocional? Aquí en Las herederas pasa de un inicio reflejando la opción de estar prisionera en una cárcel o mostrarnos como es vivir presa en una propia vida, las dos protagonistas, cada una en un escenario, pero el personaje de Chela tiene prisión interna y externa, sin saber expresar lo que siente.
Una cinta que transcurre con sutileza, pero sin dejar de plasmar la dureza de las relaciones sentimentales y económicas, que fusionadas pueden desencadenar el hundimiento moral de una persona y el posible resurgir del ave fénix escondido en la misma, viendo un rayo de luz luchando ante la adversidad, o simplemente encontrar su verdad y libertad en toda la palabra.
Las herederas al mismo tiempo tiene ese poso de acercamiento a lo real, a lo documental y eso se nota en la forma de dirigir de Marcelo Martinessi, de lo exhaustiva que es su mirada por medio de la cámara, notándose que proviene del género de lo real, y buscando la verdad en cada secuencia. No hay nitidez en las secuencias, ya que no busca la perfección, si no el paralelismo de tonos entre la fotografía y los personajes.
Un guion que va paso a paso, deleitándose con cada tramo de la cinta, viendo la evolución de cada personaje y sus giros físicos y al mismo tiempo emocionales, algo que impera en todo momento. A la par la película nos refleja la sociedad, la economía y los apegos y desapegos que todo conlleva.
Las herederas mira la homosexualidad femenina con la gratitud de la normalidad, de la relación entre dos personas en toda su extensión, lo físico, lo material y lo sentimental. Es una cinta de mujeres para dibujar los arraigos a los que una persona se puede apegar sin saber si eso es lo mejor o lo peor para su vida.
Ana Brun nos regala una actuación contenida, elegante, mimando los gestos, cada entonación en sus cambios a lo largo del metraje, viendo como evoluciona de menos a más. Es la protagonista que más carga posee en la película y a través de ella se puede ver al resto de personajes.