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Zaniki es una realidad ficcionada, un falso documental, donde el director ha guiado al protagonista. Eusebio Mayalde más allá de propia realidad, pero sí centrándose en su vida, en lo que ambos querían contar, con las armas de la verdad y la imaginación dentro del ámbito de la reivindicación de las tradiciones, de los valores generacionales, los arraigos, la música, la familia y la naturaleza en todo un conjunto que visualmente se nos presenta con una gran fuerza narrativa y sobre todo fotográfica.
El director Gabriel Velázquez es todo un experto en fusionar con su cámara y guion la realidad visual con los personajes que traza en sus películas. Dota de documentación todas sus obras, aunque sean ficción, o mezcladas ambas formar de expresión cinematográficas. Aquí en Zaniki realiza un biopic con ficción de la familia Mayalde.
Zaniki es una realidad ficcionada, un falso documental, donde el director ha guiado al protagonista. Eusebio Mayalde más allá de propia realidad, pero sí centrándose en su vida, en lo que ambos querían contar, con las armas de la verdad y la imaginación dentro del ámbito de la reivindicación de las tradiciones, de los valores generacionales, los arraigos, la música, la familia y la naturaleza en todo un conjunto que visualmente se nos presenta con una gran fuerza narrativa y sobre todo fotográfica.
Eusebio Mayalde es el cabeza del grupo Mayalde, de la familia que recorre las ciudades con su música de folk por medio de todos los instrumentos artesanos y caseros, utensilios domésticos que dan sonido a la vida, y que transmiten naturaleza y verdad por partes iguales. Ahora Eusebio quiere que la saga continúe, que el apellido Mayalde perpetúe su legado musical con cucharas, sartenes o botellas, entre otros utensilios junto con su cuerpo para dar rienda suelta a la imaginación y al sonido hechos notas musicales.
Por ello Zaniki, su nieto, es el que recibe de parte del cabeza de familia, la trasmisión de los conocimientos y de los cimientos que han creado la estructura familiar y de la tradición en la misma, por medio del sonido que les transporta a fusionarse con la realidad, la tierra y el más allá.
Zaniki es un filme pausado, forjado con la verdad del propio personaje y creado en ficción por Gabriel que deja que la improvisación de los personajes nos enseñen su día a día. Podemos creer o no lo que nos enseñan, pero si es verdad que nos traslada a las bases familiares, a la descendencia ancestral y la herencia, para nada material, pero si esencial en formación emocional y creativa de la persona.
Aunque parezca que nos centremos en las personas, principales protagonistas de la película, la naturaleza en sí, es otro personaje más, con una gran carga informativa para todos, pero en esencia para el tema a tratar, la tradición, pero también como reivindicación de culto, homenaje y cuidado de la misma, pues partimos de ella y nos mantenemos y mantendremos en ella. Un canto a lo rural, al habitat y el ecosistema como base del hombre.
Una de los grandes potenciales que posee Zaniki, sin excluir la historia misma de la familia, es la fotografía que en montaje ha amalgamado todo los temas a tratar con imaginación, con calidez y calidad, llevándonos de un terreno a otro con sutileza y elegancia.
Eusebio Mayalde y Gabriel Velazquez tienen nexos en común que se trasladan a la película y son sus peculiaridades a la hora de la expresividad creativa. Ambos no parten de lo rutinario y de lo clásico, si no que enfocan su ingenio con grandes dosis de irrealidad donde la verdad es el gran potencial que se expresa en sus trabajos.