Puntuación
Buen remake que actualiza los elementos del original de Tom Holland sin caer en la mera fotocopia.
Los años ochenta del siglo XX fueron el origen de una mitología cinematográfica que aún mantiene su vigencia. Una de las películas que alcanzó un inesperado éxito en aquella época fue Muñeco diabólico, la historia de un juguete poseído por el alma de un criminal que convierte en un infierno la vida de un niño pequeño y su madre. Dirigida por Tom Holland con un guion de Don Mancini, que repetiría en esa función en las numerosas secuelas, la cinta no pasaba de ser simpática, aunque logró el apoyo de un numeroso grupo de seguidores que siguieron al personaje en sus entregas posteriores para la gran pantalla.
La obsesión de la industria audiovisual estadounidense actual por las nuevas versiones de viejos éxitos ha propiciado un remake. El realizador noruego Lars Klevberg, autor de Polaroid, junto a Tyler Burton Smith, firmante del libreto, han sido los encargados de reformular al personaje. Ambos han respetado la idea principal del original: un muñeco con intenciones asesinas que complica la vida a un chaval y su progenitora. No obstante, el resultado se aleja bastante de su fuente de inspiración.
La principal diferencia estriba en un humor negrísimo y un tono bastante más sangriento que el original. El largometraje crítica sin miramientos la sociedad consumista en la que estamos sumidos, que fomenta el individualismo y la soledad sin tener en cuenta el daño que podemos estar haciendo con nuestros actos a otros semejantes. No resulta casual que en esta ocasión el alma del muñeco no sea la de un asesino, sino la de un trabajador asiático que se suicidó después de ser despedido en una de las fábrica donde trabajaba en terribles condiciones laborales. No es, sin embargo, el único aspecto oscuro de una película que dibuja un panorama oscuro en el que reina la mentira y una confianza ciega en las máquinas, ahora conectadas a través de internet, que trae más de un disgusto.
Por otra parte, como ya anticipaba más arriba, esta nueva versión se aleja afortunadamente del terror familiar y excesivamente pacato que parece inundar las carteleras, aunque estemos lejos de los espectáculos gore de las producciones más independientes.
En resumen, a pesar de encontrarnos lejos de ser una película redonda, Muñeco diabólico (2019) se convierte en un ejemplo de remake al respetar elementos del original, pero ofreciendo numerosas diferencias que lo alejan de la mera fotocopia.