Puntuación:
Correcta película sobre dobles personalidades que tiene sus mejores bazas en su adecuado reparto y la creación de un ambiente deliberadamente triste.
Cuatro manos, el segundo largometraje de Oliver Kienle, parece un cruce de dos filmes muy distintos que han abordado los problemas psicológicos causados por hechos dramáticos. Por un lado, la premisa de una mujer que convive en un mismo cuerpo con la personalidad de su hermana muerta en trágicas circunstancias nos recuerda remotamente a Hermanas, uno de esos pastiches de películas de Alfred Hitchcock que Brian de Palma nos regaló en la década de los setenta. Por otro lado, su punto de partida, la historia de dos mujeres unidas por lazos de sangre que fueron testigos de la muerte de sus progenitores en su domicilio cuando eran menores de edad, es muy similar a la de la reciente Ghostland.

Sin embargo, a diferencia de las dos películas citadas, Kienle opta por un tono pausado y melancólico que le aleja del histerismo de la cinta estadounidense de 1973 y del toque sanguinoliento del largometraje del francés Pascal Laugier. El realizador alemán ha preferido ofrecer una película de atmósfera oscura que nos cuenta el extraño comportamiento de una pianista que desarrolla una doble personalidad después de la muerte de su hermana, una mujer con problemas psiquiátricos. Su objetivo desde ese momento será vengar la muerte de sus padres, origen de sus problemas familiares y personales.
La pelícua no deja de ser una variante contemporánea y femenina de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, aunque su autor decide más decantarse por la senda del thriller que del terror. Hay los típicos clichés de los filmes de misterio con coartada psicológica y Kienle se limita a ofrecer un trabajo correcto que tiene sus mejores bazas en la tristeza que evocan sus imágenes oscuras, reflejo de la torturada mente de su protagonista, y una adecuada labor interpretativa de todo su reparto.

Quizá el principal escollo que encontramos en este trabajo que no aporta nada nuevo al subgénero que pertenece y la inclusión de algún personaje poco creíble, como el maltratado interés amoroso de la protagonista. En resumen, Cuatro manos se sigue con cierto interés y demuestra que su director conoce bien los resortes del género que aborda, aunque no aporta demasiado como para ser considerada una obra memorable.
Me interesa mucho esta clase de películas con protagonistas con doble personalidad, a pesar que no parece demasiado novedosa esta película en su propuesta. La tomaré en cuenta, muy buen texto.