Puntuación:
Pasable largometraje de acción a mayor gloria de un sobrio Will Smith, que aquí se desdobla en su versión adulta y joven.
Nada hacía prever que los caminos de el director Ang Lee y el productor Jerry Bruckheimer se fueran a cruzar, pero Géminis pone de manifiesto que casi nada es imposible en Hollywood. El primero es conocido como autor de dramas y comedias como La tormenta de hielo o Brokeback Mountain, mientras que el segundo es el responsable de taquillazos del cine de acción del calibre de La Roca, Armageddon o la franquicia Piratas del Caribe.

Bien es cierto que Lee ya se había familiarizado con las luchas cuerpo a cuerpo en títulos como Tigre y dragón, notable cinta de aventuras orientales, o Hulk, adaptación del cómic de la Marvel. No obstante, ambas combinaban el mero entretenimiento con alguna de las preocupaciones del cineasta de taiwanés.
Géminis vuelve a ser un intento de Lee de hacer un producto comercial en el que pueda incluir algunos de los temas recurrentes en su filmografía. Por un lado, la película ofrece las espectaculares escenas de acción habituales en el cine con sello Bruckheimer en una trama que roza la ciencia-ficción: un hábil y veterano francotirador pretende retirarse, pero uno de sus jefes intentará acabar con él antes de que pueda llevar una vida tranquila. El encargado de hacerlo será una versión joven del hombre al que se quiere liquidar.

Tan fantástica premisa está servida técnicamente de una manera impecable por un realizador que sabe sacar rendimiento de la profundidad de campo de las tres dimensiones y la definición que presta la tecnología HFR (alta frecuencia de imagen). Sin embargo, la cinta no acaba de funcionar por un guion simplón sin diálogos memorables y con algunos personajes, especialmente el del acartonado villano encarnado por un pétreo Clive Owen, que parecen sacados de un mal cómic.
Lee pretende llevar el filme a su terreno, el de los dramas familiares, a través de la historia del clon del protagonista, que se debate entre la lealtad de su padre adoptivo que ayudó a crearle, el citado papel que encarna Owen, y el hombre que le sirvió de modelo y al que intenta liquidar. Sin embargo, todo queda meramente apuntado sin que se desarrolle convenientemente.

El resultado es un pasable largometraje de acción a mayor gloria de un sobrio Will Smith, que aquí se desdobla en su versión adulta y joven, pero que no alcanza a ser memorable.