sábado , febrero 8 2025

Crítica de Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho… ahora? Chovinismo integrador

Puntuación:

'Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho... ahora?' funciona como un mero pasatiempo que se ve sin esfuerzo y se olvida, aunque se eché de menos que la comedia no vaya más de lo obvio y fácil.

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La comedia costumbrista francesa ha sabido reflejar en parte los conflictos políticos y sociales de su país de procedencia con gran éxito en taquilla. Quizá el gran problema sea que el tratamiento de todos estos asuntos es, en la mayoría de las ocasiones, un tanto simplón y demasiado amable. Falta más humor negro y sobra cierto tono edulcorado. Uno de los principales ejemplos de este tipo de filmes es Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?, el largometraje de Philippe de Chauveron que se ha convertido en una de las películas de más recaudación en los cines galos durante la segunda década del siglo XXI.

Dios mío ¿pero qué te hemos hecho ahora?
A Contracorriennte Films

La cinta seguía los pasos de un hombre acaudalado y orgullosamente francés que veía con cierto desconcierto como sus cuatro hijas se emparejaban con hombres de origen extranjero. El largometraje optaba por una comicidad propia del vodevil quizá demasiado obvia, aunque efectiva si no se pedía nada más que un divertimento que pasaba de puntillas y no iba más allá del tópico a la hora de hablar de los problemas étnicos y racistas del país. A la vez, la exitosa producción era un vehículo estelar para Christian Clavier, un actor que asumía un personaje que mezclaba elementos del que interpretara Spencer Tracy en El padre de la novia con el histrionismo de Louis de Funes.

Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho…. ahora? repite la fórmula sin remilgos. En esta ocasión nos encontramos de nuevo con ese padre rico que después de visitar junto a su sufrida esposa a los miembros de sus respectivas familias políticas tiene que afrontar que sus suegros quieren marcharse de Francia junto a sus hijas y sus nietos. Evidentemente, hará todo lo posible para impedirlo.

A Contracorriente Films

De nuevo nos encontramos con un encadenamiento de sketches y situaciones ridículas rodadas como si fuera una comedia televisiva de situación, aunque es cierto que Chauveron imprime cierta agilidad al conjunto. No obstante, como ya ocurría en su predecesora, todo es superficial y bastante banal.

Por otra parte, la película parece defender un cuestionable chovinismo integrador donde se aúnen las loas a la cultura francesa y la asimilación del extranjero como parte de la idiosincrasia gala.

A Contracorriente Films

Sin duda, al igual que su modelo, Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho… ahora? funciona como un mero pasatiempo que se ve sin esfuerzo y se olvida rápidamente, aunque se eché de menos que la comedia no vaya más de lo obvio y fácil.

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