Puntuación:
Una más que notable cinta que combina drama con elementos de comedia al que solamente cabe reprocharle que no alcance la intensidad y excelencia de las mejores películas japonesas de Kore-eda.
Hirokazu Kore-eda se ha ganado un merecido prestigio como director gracias a películas que analizan las relaciones familiares en su Japón natal. Por tanto, La verdad, su primera aventura fuera del país del sol naciente, no podía ser nada menos que un largometraje sobre la difícil relación entre una madre, una famosa actriz a la que la vida una estrella del calibre de Catherine Deneuve, y su hija, encarnada por otra de las intérpretes más famosas del panorama galo: Juliette Binoche.
El realizador juguetea de manera muy hábil con los conceptos de realidad y ficción. La veterana actriz a la que interpreta la protagonista de Belle de jour tiene mucho que ver con ella misma: ambas trasmiten una sensación de sofisticada frialdad que se ha convertido en su marca de fábrica.
Por otra parte, el argumento de la producción en la que trabaja, un filme de ciencia-ficción que aborda las relaciones entre una progenitora y su vástago, parece afectar a la propia vida de la artista. A la vez, la propia estrella no duda en maquillar su existencia, a través de una biografía con más mentiras que verdades, y en utilizar los sentimientos que le genera la relación con su hija en sus interpretaciones.
Como ya es habitual en Kore-eda, la película no duda en decantarse por el melodrama. En algún momento parece que nos encontremos ante una versión algo suavizada de Sonata de otoño, otra obra sobre las difíciles relaciones materno-filiales, aunque aquí todo esté aligerado por un fino humor.
Al igual que el resto de la filmografía del autor de Un asunto de familia, la cinta hace gala de un profundo humanismo, dejando patente los defectos e imperfecciones de sus protagonistas, pero demostrando también afecto y comprensión hacia ellos.
Evidentemente, el largometraje no esconde que es un duelo interpretativo entre dos de las mayores estrellas del cine francés. Deneuve disfruta encarnando a una suerte de versión de sí misma, mientras que Binoche le da replica sin excesos histriónicos como esa hija que reprocha a su madre no haber sido más solícita y cariñosa.
En resumen, La verdad es un más que notable trabajo que combina drama con elementos de comedia al que solamente cabe reprocharle que no alcance la intensidad y excelencia de los mejores títulos japoneses de su autor.