Puntuación:
Recreación del enfrentamiento comercial entre Thomas Edison y George Westinghouse donde los excesos visuales del director merman un tanto su interesante argumento.
Resulta un tanto sorprendente que Alfonso Gómez-Rejón, realizador estadounidense de origen mexicano, haya escogido La guerra de las corrientes, una recreación de la pugna comercial entre Thomas Edison y George Westinghouse, como su siguiente largometraje después del éxito crítico de Yo, él y Raquel. Si aquel era un drama independiente sobre una chica con una enfermedad terminal y sus relación con dos chicos, aquí nos encontramos con un filme histórico repleto de estrellas que parecía nacido para la temporada de premios.
No obstante, como algunos sabrán, la película ha tenido problemas para estrenarse después de pasar por las manos de Harvey Weinstein, ahora caído en desgracia por las acusaciones de abusos sexuales, y distribuirse con varios meses de retraso.
Pasando por alto estos sucesos, parece que el realizador ha pretendido salirse de los cánones estéticos de este tipo de adaptaciones, que normalmente suelen ser excesivamente académicas. Así encontramos una proliferación de planos aberrantes, picados, contrapicados y ralentís poco comunes en este tipo de producciones. Lástima que este barroquismo visual no esté demasiado justificado y reste más que sume a una historia fascinante en sí misma.
El guion de Michael Mitnick muestra la ambición de ambos hombres y el juego sucio que estuvo presente en esta particular contienda. También intenta humanizarlos mostrando la tristeza en la que se sumió Edison o la pena que sintió Westinghouse con el fallecimiento de uno de sus colaboradores. Quizá se echa de menos un mayor desarrollo del personaje de Nikola Tesla, científico que trabajó con ambos y fue esencial en el establecimiento de la energía eléctrica en la vida cotidiana. Tampoco ayuda la poco convincente composición de Nicholas Hoult.
Por el contrario, Benedict Cumberbatch, en la piel de Thomas Edison, y Michael Shannon, como George Westinghouse, otorgan la necesaria pasión a dos personajes convencidos de sus actos y capaces de casi todo para lograr sus intereses.
En resumen, La guerra de las corrientes es un correcto filme historico a las que perjudican algunas opciones estéticas y una banda sonora demasiado omnipresente que distraen más que aportan a un conjunto interesante.