Puntuación:
En Queen & Slim nos topamos con una historia de amor que nace y surge desde el recelo del interior de las cicatrices del pasado, de las heridas del presente tanto personales como sociales, todo a flor de piel, buscando el cierre se pueda o no.
Hay dos patrones que se repiten constantemente en Queen & Slim, que son la igualdad y el amor. La igualdad de género y la de raza, y el amor familiar y el personal. Melina Matsoukas dirige la película con guion de Lena Waithe y James Frey, teniendo su fecha de estreno es el viernes 21 de febrero.
Dos afromericanos tienen una cita concertada por una red de contactos, su primera impresión no ha sido tan buena como hubieran deseado. Al salir del encuentro y cuando se iban a separar ya, en el coche un policia les para, y ante una situación extraña, acaban matando a la persona de la ley en defensa propia. ahora tendrán que buscar una solución al respecto, que de momento es una huida, por el camino ya verán.
Èl es sencillo y un chico sensible, ella, solo necesita salir, una abogada que es perseguida emocionalmente por su pasado y con una coraza que no le deja ver su vida y la del resto. En ese camino, en ese viaje, que no solo es físico si no emocional y social, ambos se ven en el espejo del otro, en lo que no les gusta pero con lo que tienen que vivir.

La película mucho más allá de quedarse y centrarse en una mera road movie emulando a Bonnie and Clyde, nos retrata la sociedad estadounidense que pareciese haberse quedada anclada en siglos anteriores en cuanto a la integración se refiere, y a la igualdad.
Es la primera incursión en la gran pantalla por parte de la directora Melina Matsoukas. Con anterioridad ha tenido serie televisas que en parte contienen un denominador común en cuanto la temática, busca la liberación de las barreras trazadas por el hombre por la raza. Y hace destacar a cada uno de los protagonistas en ese camino.
En Queen & Slim nos topamos con una historia de amor que nace y surge desde el recelo del interior de las cicatrices del pasado, de las heridas del presente tanto personales como sociales, todo a flor de piel, buscando el cierre se pueda o no.

132 minutos de metraje, al que hay que reprocharle por momentos la lentitud y los tonos oscuros en pantalla, quitando luz a la película, que aprovecha para recrearse en cada uno de los personajes, en sus miradas, en su entorno, ambientado por los paisajes, y por cada persona que se encuentran en el camino, y que se acentúa con la banda sonora, que ejerce su función sin dejar de lado el sonido ambiente.