La obra de Yasmina Khadra, Las golondrinas de Kabul, es llevada a la gran pantalla por las directoras Zabou Breitman y Elea Gobbe Mevellec.
Las dos directoras han querido utilizar la animación, con exactitud laacuarela para plasmar con sutileza y sencillez con los trazos y colores tenues la dureza de las historias que se conjugan en el libro.
Como bien dice la directora Zabou Breitman, no todo lo podían contar personaje a personaje, por lo que han tenido que fusionar varias historias en un solo personaje y así poder llevar a cabo el hecho de abordar todo lo que comprendía la novela y que para ellas era interesante.

Los talibanes tienen ocupada la ciudad de Kabul, que se encuentran derruida en el verano de 1998. Las normas y las leyes se siguen imponiendo sin miramientos, y mientras tanto Monhsen y Zunaira, sueñan con vivir su amor lejos de la violencia y la pobreza que asola su pueblo. Un día cuando salen a pasear, sin cogerse de la mano ya que está prohibido, todo cambiará para ellos.
Una mujer que es lapidada, un carcelero que sufre porque su mujer está enferma terminal, dos jóvenes que sueñan, un país y sistema que doblega a sus ciudadanos, y una cárcel que puede ser la salvación para al menos una persona. Y de fondo en cada escena unos niños que corren detrás de una pelota, sin saber lo que tendrán que ver años después.
Historias que se entrecruzan en la calle y en el alma, protagonistas que ven como se van sus vidas y sus días, en un terreno tan farragoso como inestable para vivir como se quiere.

Las secuencias donde aparece la joven protagonista son las que buscan más la tolerancia y la libertad, la equidad entre géneros, lo hace por medio de los dibujos que ella realiza en la pared de su casa a escondidas, o canta, a media voz, para que nadie la pueda oir.
Al mismo tiempo Las golondrinas de Kabul está trazada en imágenes de cruces de los protagonistas con la mirada cabizbaja como si mirarse de frente incluso en el género masculino no fuera algo prudente, es una forma reflexiva interna de cada personaje, que se ve inmerso en su mundo porque no pueden ver más allá dada las circunstancias.
Las golondrinas de Kabul es una cinta de animación, que aunque pueda verla cualquier edad, está enfocada de la adolescencia en adelante. Es un aprendizaje de la necesidad de liberación en muchos países, y no tan lejanos, porque la primera escena de la lapidación me recordó a la última escena de Alas de mariposa, siendo lo que plasma algo que hemos vivido en nuestro país, años atrás en otro contexto político.

No hay tonalidades extremadamente marcadas, por momento incluso a lo lejos difusas, los guionistas y directores han querido dejar la intensidad para la historia, para la narración mucho más que en escénicamente. Lo que no está cerca de los personajes está dibujado en tonos livianos con poca intensidad remarcando con metáfora visual las pocas posibilidades que tienen de acceder a ello.
Las golondrinas de Kabul es una interesante y conmovedora propuesta que nos hará buscar dentro de cada uno los sueños que se puedan cumplir saltando las barreras que nos los limiten, aun a sabiendas que se pueda quedar en un mero sueño, porque ese será el primer paso para derribar fronteras.