Letter from Masanjia, el documental con el que se ha inaugurado DocsBarcelona 2020, deja al descubierto la constante violación de los derechos humanos en China. La democracias occidentales, atemorizadas por el poder económico del gigante asiático, parecen olvidar que en el país existen campos de trabajos forzados, instituciones de reeducación y cárceles clandestinas.
El cine chino que triunfa en festivales ha dejado entrever ciertas críticas, casi siempre muy veladas, al gobierno del estado más poblado del planeta. Ahí están para demostrarlo títulos tan estimables como La ceniza es el blanco más puro, El lago del cisne salvaje, Más allá de las montañas o Hasta siempre, hijo mío.
Las cintas documentales, producidas en su mayoría fuera del país, se han fijado especialmente en aquellos represaliados de una manera por unas autoridades que se denominan comunistas, pero hace tiempo abrazaron el capitalismo salvaje. Los ejemplos más populares son Ai Weiwei: Never Sorry, retrato del combativo artista chino dirigido por Alison Klayman, o este Letter from Masanjia, filme que se centra en la historia de Sun ji, un hombre que fue ingresado en un campo de trabajo por sus creencias espirituales, consideradas subversivas por las autoridades.
Leon Lee, cineasta chino exiliado en Canadá, se centra en los testimonios de su protagonista, encargado también de rodar las imágenes en el gigante asiático sin ningún permiso. Con este material como base, el realizador completa el largometraje con animaciones en blanco y negro que ilustran el duro confinamiento de Ji y recogiendo el testimonio de una ciudadana estadounidense que encontró una carta del entonces prisionero en una decoración de Halloween y decidió hacerla pública en los medios de comunicación.
Sin demasiadas florituras, el director nos ofrece un documental que muestra el valor de un individuo capaz de todo por defender sus ideas y valores frente a la adversidad. También refleja un paisaje desolador donde aquellos disidentes solamente pueden expresarse libremente dejando la patria que les vio nacer.