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Olvido y León de Xavier Bermúdez (2020)

Puntuación:

Hablar por medio de personajes heridos es complicado sin no caer en el tremendismo y en la agonía. Aquí Xavier Bermúdez ha sabido alternar el humor seco con las partes de duelo emocional que recorre el personaje de Olvido, un trance que tiene que pasar para no volver a hundirse moralmente

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El estreno de Olvido y León tiene un regusto agridulce. Al buen sabor de boca del estreno de la segunda parte de León y Olvido le viene acompañado la reciente pérdida de Guillem Giménez. Marta Lallarde no ha podido contener la emoción ahora en la presentación y entrevistas, al hablar de su compañero, de quien le ha acompañado en estos dos trabajos, donde Guillem encarnaba a León, dando a un personaje de ficción mucha verdad.

Olvido y León

Ha tenido que pasar mucho tiempo para que Olvido se dé cuenta que sus problemas no tienen relación con la relación y convivencia que tiene con León, su hermano gemelo, que tiene síndrome de Down. Ambos ya muy adultos tienen que buscarse su camino, y enfrentarse a los fantasmas que han creado a su alrededor, sobre todo Olvido que parecer ser prisionera de ella misma teniendo un resquemor con todo el mundo, como si una conspiración estuviera en su contra.  

Olvido y León cuenta mucho más de una relación de hermanos, habla de la necesidad de escapar de todo aquello que la sociedad impone como forma de vida, pero que al mismo tiempo es necesario para subsistir. Un trabajo, una familia, una descendencia, unos cánones sociales, unas etiquetas…

Hablar por medio de personajes heridos es complicado sin no caer en el tremendismo y en la agonía. Aquí Xavier Bermúdez ha sabido alternar el humor seco con las partes de duelo emocional que recorre el personaje de Olvido, un trance que tiene que pasar para no volver a hundirse moralmente. Ella quiere vivir, o sobrevivir, pero no sabe cómo, y es fácil culpar de su vida, esa no que no le gusta, a los demás. Ahora aprende a saber que su hermano no es quien ha marcado su forma de resistir en la vida, ella es dueña de su propio destino.

Olvido y León tiene varias fases, cada una transita por cada personaje y por emociones diferentes. Pero hay que destacar sobre todo el valor que da el guion al apoyo personal que da quienes conviven, y quienes se conocen. Me quedo con el final, que sorprende, un giro inesperado, pero sin ser algo que saque de contexto, lo único que hace es dotar de personalidad a los protagonistas.

Es un placer ver en un papel tan emocional y tan al borde del precipicio de identidad que tiene Marta Larralde, ya que Guillem Giménez aquí afronta la vida como la siente y solo hay cambios para acompañar al personaje de Marte a reencontrarse con ella misma. Por lo que es evidente que la interpretación de Marta se apoya en la de Guillem, y viceversa, van de la mano, como ya hicieran en la primera parte.

Xavier Bermúdez ha dejado todo un legado con ambas películas, León y Olvido y Olvido y León, para poder recordar a Guillem Giménez, que con estos dos largometrajes ha contado como es convivir con uno mismo sin mirar las limitaciones que encasillan la sociedad y el propio cuerpo.

Acerca de Susana Peral

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