Muces cambia su nombre a Sé_Cine, pero no varía su esencia. Cine de autor y esencialmente europeo, aunque posee en su cartel alguna mirada un poco más allá de esas fronteras que son el epicentro de la muestra. Una semana donde el número de películas casi llega a las setenta, y muchas tienen más de un pase para que así más accesible al público por tema de horarios.
Arthur Rambo de Laurent Cantet es de esas películas que despierta al espectador en la butaca para debatir solo la virulencia de las redes sociales y las repercusiones del pasado, algo muy actual, y eso es marca del director, que ahonda en los temas que más acechan a la sociedad en cada momento. Una cinta dinámica que pasa de la evolución de un escritor de éxito con un libro que hace que los sentimientos afloren por parte de una historia personal a que su mundo se derrumbe por unos tuits que años publicó con otro nombre. El guion nos lleva por los derroteros de los cambios, de las interpretaciones, de la inmediatez de los comentarios, de qué cada uno se cree con el poder de la verdad, su verdad, y de juzgar. Porque quienes le alababan acaban abandonándole a su suerte. Ahí en esa parte es cuando se ve cómo el mercado se mueve por las cifras, por el interés, y por el éxito que es algo que aquí Laurent Cantet define como efímero en todo el contexto de Arthur Rambo.
Una muy grata sorpresa la primera incursión de Daniel Brühl en la faceta de dirección con Next door (La puerta de al lado) con guion de Daniel Kehlmann. Además también está dentro del reparto con Peter Kurth con quien ya estuvo en el reparto en Un amigo mío. Ambos tienen un duelo interpretativo que nos lleva incluso a un escenario teatral y en cuanto a dirección nos recuerda al gran Aki Kaurismäki, director finlandés que tiene como marca de la casa los toques de ironía que aquí están en Next door y también los protagonistas estáticos, en movimiento, que no en comunicación verbal. Pero también a medida que avanza el metraje podemos recordar a Hitchcock y La ventana indiscreta. Daniel vive en Berlín, y es un actor de moda, tiene que hacer un casting en otra ciudad, pero antes de coger el avión decide pasar por un bar, habitual, a tomarse un café. Aquí es donde entra el personaje de Peter Kurth que nos lleva a los años de espionaje de Alemania, porque lentamente de admirador pasa a inquisidor con Daniel que es su vecino. La cinta está llevaba con ritmo, con conversaciones irónicas donde las palabras no se dicen al azar si no con su doble intención, hay un dibujo de la sociedad y de vida actual desde la mirada de otra persona, todo con un humor ácido para llevarnos por distintos géneros interpretaciones, del humor al drama, y viceversa.
Cine dentro del cine con Tres de Juanjo Giménez, que nos adentra en el mundo del sonido por medio del personaje de una diseñadora que es exhaustiva con su trabajo pero que se ve perjudicada por unos problemas de salud. El director ahonda en la oscuridad de la falta de oído, de cómo afecta en la personalidad y en el día a día de una persona, aquí el personaje oye pero con retardo. Hay dos vertientes en la cinta la física y la psicológica, ya que Marta Nieto aborda un papel con muchas aristas, con muchos miedos, muchas frustraciones que vienen del pasado y a las cuáles no quiere o no sabe enfrentarse. La tonalidad de la cinta es gris, reflejando el personaje principal, y si hay que ponerle alguna pega es que alarga un poco diversas situaciones muy similares, aún así la cinta tiene una gran solvencia mirada desde el plano psicológica y las metáforas que aporta con las pérdidas de audición y el resto de pérdidas que se muestran en el guion que están ya a nivel emocional.
Un niña de Sébastien Lifshitz fue también una de las proyecciones del fin de semana. Uno de los mejores documentales que se han podido ver en 2021, con una fractura sentimental y emocional en cuanto a la transexualidad desde la infancia:
Pudor como espectadora al ver una película que rebosa tanta verdad como sufrimiento, que llega desde las situaciones que deberían ser más habituales y normales, pero que se antojan para muchas personas todo un camino de piedras para conseguir ser quiénes sienten ser. Enfrentarse a la violencia por parte de la protagonista ante una sociedad clasista está en cada secuencia. Pero no es una violencia física, es mucho más psicológica que a su temprana edad es mucho más doloroso, porque el no entender las reacciones de la gente externa a su casa es todo uno. (Extracto de la publicación en La estrategia del caracol)
Recomendación para el martes 23 el documental Marcos y Vida, una película que no tuvo el reconocimiento merecido en su estreno, y que Sé_Cine proyecta incluyendo debate con el director, Marcos Macarro Sender y Marifé Santiago Bolaños:
Marcos Ana, se hizo así mismo durante 23 años de encarcelamiento, entró muy joven, y para sobrevivir en esas cuatro paredes surgió el desahogarse escribiendo, con la palabra como herramienta de terapia y supervivencia. Aquí en esta película documental las reflexiones de madre e hijo viajan al pasado para poder dar un poco de luz al presente, en esa oscuridad que reina en Vida.
Otro de los documentales que también sigue disponible en el festival es Un blues para Teherán de Javier Tolentino, un asiduo del festival como cronista para el que era su programa El séptimo Vicio. Ahora en su faceta de director nos regala un documental donde la cultura y la música iraní nos lleva por su ciudad y sus costumbres:
Un blues para Teherán se mueve entre el documental y la ficción, zigzagueando entre ambos géneros y llevándonos por sus calles y su cultura: La estructura narrativa es una road movie por Irán, como un cronista de radio que soy yo, y va por Irán buscando viejas canciones, para interpretar un poco cuando se rompió el hilo umbilical con oriente. A través de todo ello voy componiendo el documental, pero luego está el trabajo desde la ficción con los actores, y efectivamente es un híbrido. Javier Tolentino- Entrevista
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