Puntuación:
Fallido pastiche de drama de época, comedia, thriller y filme bélico que solamente triunfa en las secuencias de acción y los momentos más gamberros.
Matthew Waughn realizó su particular versión de las películas de James Bond con Kingsman, servicio secreto, la cinta basada en los personajes creados para el cómic por Mark Millar y Dave Gibbons. El realizador británico incluía en su película de agentes secretos generosas dosis de humor y acción en un producto que reivindicaba el tono pulp de las viñetas en las que había nacido. Una estrategia que se vio corregida y aumentada con Kingsman, el círculo de oro, su secuela.

Waughn ha decidido dar un origen a sus particulares héroes con sabor británico en The King’s Man: La primera misión, donde nos traslada a principios del siglo XX para mostrarnos cómo nació esta particular organización de espías. El realizador, apoyado en un guion que el mismo firma junto a Jane Goldman y Karl Gajdusek, nos ofrece una particular pastiche de géneros donde se dan cita el drama de época, el cine bélico, la comedia desmadrada y las típicas secuencias de acción espectaculares.
No obstante, la consecuencia de todo ello es una particular película Frankenstein donde los diferentes elementos no acaban de unirse de manera homogénea. El largometraje triunfa cuando sigue los patrones de las dos películas de la franquicia que ha dirigido previamente el cineasta. Los momentos donde el humor y el thriller se dan la mano son los más celebrados. Especialmente memorable resulta a este respecto el enfrentamiento con Rasputín, al que da vida un hilarante Rhys Ifans.

Sin embargo, la intención del realizador de ofrecer un cóctel donde se aunen varios géneros acaba fracasando. Especialmente desastrosos son los ingredientes dramáticos, que parecen emular las películas de época de James Ivory, donde el Waughn pone de manifiesto que es nulo para el género, aunque tenga a su disposición un diseño de producción espectacular.
El resultado es una película fallida y de ritmo irregular que desperdicia a un estupendo y desperdiciado reparto, encabezado por un Ralph Fiennes que parece un tanto perdido sin saber qué tipo de personaje tiene que interpretar.
