Puntuación
Simpática comedia bélica con zombis que no abusa del gore y opta por un humor menos negro de lo esperado, aunque se agradezca el tono conciliador sobre el conflicto que enfrentó a las dos Españas.
MalnaZidos combina dos curiosos subgéneros que todavía no se habían mezclado en el cine español. Por un lado, nos encontramos con una película de guerra con muertos vivientes que son producto de las investigaciones fascistas alemanas en la línea de cintas como las dos entregas de Zombis nazis, Shock Waves o Overlord. No obstante, se diferencia de la mayoría de ellas de este tipo en su utilización mesurada de los elementos gore y un cierto cuidado por crear una trama que no sea una mera excusa para el desenfreno sangriento.

Por otra parte, la cinta de Javier Ruiz Caldera y Alberto del Toro se podría incluir dentro de aquellas obras que abordan la guerra civil española en forma de comedia, como La vaquilla. Sin embargo, no alcanza las cuotas hilarantes del clásico de Jose Luis García Berlanga.
Basada en la novela Noche de difuntos del 38, escrita por Manuel Martín, el largometraje funciona como una suerte de película bélica con elementos de cine de terror y comedia, aunque sin cargar las tintas en estos dos últimos ingredientes. El fin es lograr un producto para todos los públicos sin crear demasiadas polémicas y con el principal objetivo de entretener.

Ruiz Caldera, director especializado en mezclarla comedia con otros géneros, y Alberto del Toro consiguen sus propósitos, aunque el resultado sea un filme amable y no demasiado valiente. Así nos encontramos a un grupo de republicanos y nacionales unidos frente a un grupo de nazis que quieren experimentar en España su particular forma de revivir a los muertos como herramienta destructiva. En la relación entre los inesperados aliados surgirán pequeños conflictos fruto de sus diferentes posturas políticas, aunque el realizador y sus guionistas no decidan nunca hurgar demasiado en la herida y opten por un tono conciliador y humanista.
El tono fluido de la narración y el buen trabajo de los intérpretes logran que nos encontremos ante una película que sirve como mero pasatiempo, aunque banalice en cierta manera la contienda fraticida que España vivió entre 1936 y 1939. Entre el estupendo grupo de actores destacan un maravilloso Luis Callejo, como entrañable líder del grupo de republicanos; María Botto, divertidísima en el papel de monja de armas tomar, o el demasiado minusvalorado Jesús Carroza, que encarna a la perfección a un chulesco falangista andaluz.
