Puntuación:
El trabajo del trío de actores protagonistas y una dirección que potencia los aspectos claustrofóbicos de la historia son los elementos más reseñables de este notable drama con elementos de thriller.
El director francés Fred Cavayé ha demostrado su buen hacer en el thriller con efectivas cintas como Cruzando el límite, Mea culpa y Cuenta atrás. Sin embargo, en Adiós, señor Haffmann, deja a un lado su habilidad para las escenas de acción para crear una película donde aborda las relaciones de poder y cómo estás pueden cambiar nuestra forma de ser y la forma de comportarnos con los demás.
La base dramática de la película es la obra de teatro homónima de Jean-Philippe Daguerre acerca de un joyero judío que realiza un pacto con su empleado: le dejará su tienda y la vivienda que tiene tiene encima de ella con la condición de que se la devuelva al terminar la II Guerra Mundial. Sin embargo, surge un problema cuando el orfebre tenga que pedirle a su antiguo dependiente que le refugie en la que había sido su hogar ante la imposibilidad de salir de un París ocupado por los nazis.
Este planteamiento da lugar a una película angustiosa donde vemos el proceso que sigue el nuevo propietario, que pasará de ser un pobre hombre cojo más o menos humilde a convertirse en un tirano ue cree que su pequeño poder le da carta blanca para ejercer la tiranía sobre su esposa y el que fuera su antiguo jefe.
Cavayé, que firma también el guion, no airea más de la cuenta la trama y logra crear un espacio casi claustrofóbico donde vemos cómo un tipo más o menos amable se convierte en un monstruo capaz de confraternizar con los fascistas que sometieron la ciudad donde vivía. Gilles Lelouche, actor fetiche del cineasta,refleja perfectamente y sin aspavientos interpretativos la transformación interna de su personaje. Igualmente espléndidos son los trabajos de Daniel Auteil, que otorga la necesaria compostura a ese fugitivo de inalterables valores, y Sara Guiraudau, estupenda como esa mujer aparentemente sumisa que acabará demostrando que el dinero no es capaz de comprar todo.
La excelente labor de recreación del París de 1942 pone la guinda a un notable drama con elementos de thriller que supone la obra más madura de su director.