Puntuación:
Alucinado perfil del Duque Blanco que va más allá del típico biopic documental para sumergirnos en una experiencia sensorial sin parangón.
David Bowie no era un artista convencional y Moonage Daydream, el particular retrato realizado por el director Brett Morgen tampoco lo es. El cineasta, que ya dejó muestras de su talento en el particular tributo a Kurt Cobain titulado Kurt Cobain: Montage of Heck, se aleja del típico reportaje televisivo de celebridades para ofrecernos una experiencia visual y auditiva que se alimenta de las palabras del autor de Starman, las canciones e imágenes de sus conciertos y vídeos intentando abarcar todas las particulares reencarnaciones del camaleonico creador, así como sus opiniones personales sobre asuntos como Dios, la muerte o la ambigüedad sexual, entre otros.

Hay mucho de videoarte y de clip musical en este particular collage que aprovecha las posibilidades de la pantalla grande y el sonido para sumergir al espectador en un estado de hipnosis. Todo ello gracias a una edición que sabe manejar con creatividad el numeroso material de archivo, saltándose numerosas ocasiones la cronología vital del biografiado y fomentando un maravilloso esteticismo psicodélico.
Morgen, que asume también el trabajo de guionista y montador, potencia más si cabe la fascinación de un hombre en continuo cambio que fue más allá de la música para implicarse en facetas como la interpretación y las artes plásticas.

El realizador toma de forma adecuada numerosos fragmentos de populares películas y otorga al conjunto un tono de ciencia-ficción espacial alucinada que se ajusta muy bien al personal universo creativo de Bowie.
En definitiva, Moonage Daydream es una experiencia que debe vivirse en pantalla grande para degustar todos sus abundantes aciertos y escuchar la excelente música de uno de los mayores artistas que ha dado el rock.
