Puntuación:
Drama al servicio de la actriz Andrea Riseborough que, paradójicamente, encuentra en el trabajo de los actores de reparto su mejor baza.
El cine independiente estadounidense ha abordado tradicionalmente historias de aquellos que no han logrado el tan comentado sueño americano. Los perdedores se han convertido en sus principales protagonistas en muchos casos y la estética realista, cercana al documental, su ingrediente más evidente.
To Leslie es una película más que se suma a esta tradición. Michael Morris, realizador proveniente del mundo de la televisión en el que ha dirigido capítulos de series tan famosas como Better Call Saul o Preacher, ofrece una muestra canónica de este tipo de filmes. Se centra en una mujer que dilapidó el dinero de la lotería en alcohol y drogas, abandonando a su hijo y convirtiéndose que poco menos que en una sin techo.
El largometraje muestra sus intentos por redimirse como madre y mujer. Como ya es habitual, la protagonista es un caramelo para su actriz principal: Andrea Riseborough, una intérprete británica a la que hemos visto en Mandy o La amabilidad de los extraños. Ella no lo desaprovecha y nos ofrece el consabido catálogo de muecas histriónicas tan habitual en las historias de alcohólicos.
To Leslie acaba siendo un vehículo a su servicio, aunque por el camino tenga que caer en numerosas reiteraciones que parecen tener como único objetivo destacar su trabajo. A ello hay que añadir un impostado happy end que resta algo de dureza a lo mostrado en el resto del filme.
Este producto, tan correcto como poco inspirado, encuentra su mayor atractivo en el trabajo de sus intérpretes de reparto. Marc Maron logra conmovernos desde el minimalismo gestual como ese hombre que se enamora de Leslie y trata de que se rehabilite, mientras que la habitualmente genial Allison Janney demuestra que no hay papel pequeño para ella en la piel de una familiar que está harta de las mentiras del personaje principal.