Puntuación:
Estupenda cinta de acción que sumerge al espectador en el infierno de un desahucio, aunque se vea aquejada por un postiza y poco profunda denuncia de las condiciones de los inmigrantes.
Miguel Ángel Vivas ha demostrado que es uno de los mejores directores de acción de España. Ya lo dejó patente en Secuestrados, su impactante segundo largometraje, y su particular talento se aprecia incluso en sus trabajos más flojos, como Extinction, que contaba con un prólogo de altísima tensión.
![](https://www.cineralia.com/wp-content/uploads/2023/05/Asedio-1-520x297.jpg)
Asedio vuelve a poner de manifiesto las habilidades como cineasta del andaluz. Con un guion sencillo que se limita a ser un esqueleto narrativo sobre el que sustentar el filme, el largometraje convierte al espectador en un participante más en el desahucio que ocupa gran parte del metraje. A través de una cámara inmersiva, que se mantiene en casi todo momento al lado de su protagonista, una policía que tiene que sobrevivir entre sus corruptos compañeros y las personas que tiene que desalojar, nos convierte en particulares cómplices.
![](https://www.cineralia.com/wp-content/uploads/2023/05/Asedio-2-520x281.jpg)
Lo hace utilizando elementos esencialmente cinematográficos como el fuera de campo, el manejo magistral del plano secuencia y un no menos inteligente uso del sonido que permite que el espectador imagine mucho de lo que ocurre en ese particular infierno que se convierte el bloque de pisos donde tiene lugar el largometraje.
Lo hace con la complicidad de una maravillosa Natalia de Molina, que vive más que interpreta a una atormentada agente de la ley entre la espada y la pared. Hay, evidentemente, referencias al cine de John Carpenter, especialmente a las estupendas Asalto a la comisaria del distrito 13 y 1997: Rescate en Nueva York, aunque Vivas sabe llevarlo a su terreno y poner al día las enseñanzas del maestro.
![](https://www.cineralia.com/wp-content/uploads/2023/05/Asedio-3-520x281.jpg)
No obstante, la película flaquea cuando intenta ir más allá del filme de acción para adentrarse en terrenos del cine social. El poético epílogo y la resolución, donde se establece una particular relación entre la protagonista encarnada por Molina y una migrante del edificio que se encarga de desalojar, no convencen y resultan postizas, a pesar de las buenas intenciones de sus responsables. Sin embargo, todo ello no impide que Asedio sea un thriller estimable.