La unidad se ha convertido desde su primera temporada en uno de los mejores ejemplos de serie de acción de la producción televisiva española. La creación de Dani de la Torre y Alberto Marini aúna todos los elementos para convertirla en una obra de primera: un despliegue de medios suficiente para imprimir espectacularidad al conjunto, un reparto de primera, un guion que sabe combinar el retrato de personajes y las dosis necesarias de suspense, y un excelente acabado técnico.
La unidad: Kabul, la tercera temporada, repite casi todos los ingredientes de las anteriores entregas, aunque quizá aumenta más si cabe el componente humano. Nos volvemos a encontrar con el grupo antiterrorista de las dos anteriores, aunque en esta ocasión su misión tiene lugar en los días previos al abandono de las fuerzas internacionales de la capital de Afganistán y el ascenso al poder de los talibanes en 2021. El grupo, que sufrió la merma de sus filas en la segunda tanda de episodios, se verá en peligro en aquellos instantes tan convulsos en un país separado en varias facciones.
A diferencia de las anteriores misiones, hay una preocupación por reflejar los problemas de una población desesperada por salir de un país, especialmente aquellos que habían colaborado con naciones occidentales. Aunque sin desdeñar la acción y el suspense, aquí se añade una mayor dosis de drama al conjunto.
Como ya es habitual, el envoltorio visual resulta excelente. Los directores optan por un estilo cercano al de realizadores como Paul Greengrass y Ridley Scott con una cámara inmersiva que convierte al espectador por momentos en un protagonista más. Josu Inchaustegui vuelve de nuevo a otorgar un tono sucio y elegante a una fotografía donde los planos aéreos conviven con aquellos casi a ras de suelo que nos ponen a la altura de los personajes.
La guinda del pastel lo ponen el impresionante de reparto. Nathalie Poza imprime esa particular mezcla de fuerza y sensibilidad a un personaje que tiene que volver a reintegrarse a un grupo que dejó para poder salvar a sus componentes. No obstante, también cabe señalar el trabajo de Miriam Álvarez, que aquí muestra a una policía antiterrorista más dura que en las anteriores entregas, y Michel Noher, dando un tono más sensible a ese padre y ex marido en apuros que encuentra tiempo para hacerse cargo de un chaval.
En definitiva, La unidad: Kabul mantiene el nivel notable de sus entregas anteriores. Esperemos que haya alguna más.