Puntuación:
Caótica entrega que se convierte en una de las peores de la franquicia.
La franquicia Fast & Furious ha ido conformando una particular receta que se repite alterando las dosis de cada ingrediente en casi todas las entregas de la serie cinematográfica. En la mayoría de las ocasiones nos encontramos ante una mezcla de espectaculares carreras de coches, música urbana, un desprecio casi total por la verosimilitud, un concepto de familia que va más allá de los meros lazos familiares y una tremenda capacidad para retroalimentarse de personajes y tramas del pasado.

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Fast & Furious X no es una excepción. Volvemos a encontramos a Dominic Toretto (Vin Diesel) y sus colegas haciendo gala de sus habilidades automovilísticas en una trama donde se enfrentan a un hombre que busca la venganza por la muerte de un padre que atribuye a la particular banda. El villano se llama Dante y está interpretado con excesivo histrionismo por Jason Momoa.
Los creadores de la cinta perfilan un individuo esperpéntico que se convierte en una mera excusa para reorganizar el grupo ante la amenaza de un individuo que pretende destruirlos. Como inicio de lo que se supone que será el fin de la franquicia, se reúnen personajes de otras entregas y se añaden otros nuevos, como el hijo de Toretto y Letty, una abuela a la que da vida la veterana Rita Moreno y Brie Larson, encarnado a la hija de Mr. Nobody. Ninguno aparece especialmente bien perfilado y solamente son piezas de un inmenso ajedrez donde lo importante son las secuencias de acción imposibles.

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En definitiva, nos encontramos ante un episodio que reúne todos los elementos más o menos característicos de la serie, aunque aquí hay un cambio de director: Justin Lin deja su puesto al realizador Louis Leterrier, firmante de Ahora me ves o Transporter. Aunque pueda parecer una sustitución pequeña en una franquicia, no lo es en absoluto. El realizador opta por un montaje mareante donde la acción se confunde con el barullo y los momentos más espectaculares evidencian demasiado el uso de herramientas digitales. A todo ello hay que añadir un guion plagado de giros imposibles y repleto de personajes con escasa o nula relevancia.

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El resultado es una caótica entrega que se convierte en una de las peores de una franquicia que no va más allá del mero placer culpable.