Puntuación:
Buena entrega para fans de la saga y amantes de los blockbusters que se encuentra muy por encima de las películas palomiteras que solemos ver en cine todos los veranos.
Toda secuela de una franquicia cinematográfica debe respetar algunos ingredientes de la serie a la que pertenece, aunque aportando un elemento distintivo que la distincie de sus cintas hermanas. Es el caso de Indiana Jones y el dial del destino, la primera película de la saga que no cuenta con Steven Spielberg en las labores de dirección. Su puesto lo cubre en esta ocasión James Mangold, artesano hollywoodiense al que debemos blockbusters como Logan o Noche y día, entre otros.

El realizador y su nutrido grupo de guionistas reúnen los elementos más distintivos de la serie, especialmente aquellos de las tres primeras entregas, reduciendo lo posible el impacto de Indiana Jones y la calavera de cristal, la cuarta parte, que es la menos valorada de los precedentes de esta cinta. Así contamos con el habitual prólogo aventurero; la aparición de una protagonista femenina fuerte, aunque en este caso sea una ahijada y no un interés amoroso; la presencia de personajes familiares en la saga como Sallah (John Rhys-Davies) y Marion (Karen Allen); la aparición de la famosa banda sonora de John Williams, los omnipresentes malvados nazis, el humor en los diálogos, la inclusión de un particular tesoro con poderes mágicos y un personaje infantil que remite lejanamente al Tapón de Indiana Jones y el templo maldito. Son todos ingredientes que dejan patente el carácter de producto prefabricado del conjunto.

El resultado es un largometraje un tanto monstruo de Frankenstein en la que se intenta integrar como sea las características más exitosas de la franquicia. El conjunto carece de la fluidez de la trilogía original, aunque suponga una mejoría respecto a la cuarta entrega. Por otra parte, como hija de su tiempo que es, alarga en exceso las secuencias de acción, que resultan más aparatosas que ágiles.
Pese a ello, la entrega se puede considerar una buena película de aventuras que brilla cuando se aleja un tanto de sus más que evidentes modelos. Resulta especialmente refrescante la aparición de Phoebe Waller-Bridge, que parece una peculiar mezcla del propio Indiana y las protagonistas femeninas de las películas de Howard Hawks. Por otra parte, Harrison Ford otorga a su famoso aventurero de un tono crepuscular y melancólico muy adecuado para el filme.

Sin alcanzar los logros de la trilogía original, Indiana Jones y el dial del destino es un buen producto para fans y amantes de los blockbusters que se encuentra muy por encima de las películas palomiteras que solemos ver en cine gtodos los veranos.