Lecciones de amor. Una apuesta encantadora

La película es un producto agradable con el que disfrutar y pasarlo bien.

Este film tiene un motivo especial para llamar la atención de los espectadores, a pesar de no contar con los suficientes medios en cuanto a marketing o publicidad, y son los dos actores principales: Clive Owen y Juliette Binoche. Dos de mis actores predilectos, cada uno, con una carrera cinematográfica bastante sólida.

Owen tiene films realmente estupendos, como su Rey Arturo, y Binoche tiene una de mis películas favoritas, Chocolat. Ambos dos son suficiente garantía como para esperarnos un producto agradable con el que disfrutar y pasarlo bien. En esta ocasión no es que solo lo pasemos bien, sino que además salimos conmovidos, impactados y con numerosas cuestiones de cierto calado en la cabeza. Vamos, que esta es una de esas películas que originarán unos cuantos debates a la salida del cine.

Y ¿qué hay mejor que ir al cine con un grupo de amigos y después tener una cena animada con una interesante tertulia? Pues eso. No se si la fecha de estreno es la acertada o no, teniendo en cuenta que coincide con otro producto bastante comercial y dirigido a un público mucho más amplio, pero seguramente este film por sí solo logre llamar la atención, sinceramente, espero y deseo que lo consiga porque se merece su lugar en el podio de las pelis más agradables y tiernas que he visto este año.

Palabras contra Imágenes.

¿Es verdad eso de que una Imagen vale más que mil palabras? ¿Qué preferimos, leer unas cuantas páginas para hacernos idea de una determinada imagen, o preferimos contemplar esa imagen plasmada en un lienzo directamente? ¿Es mejor la Literatura o la Pintura?

De momento son estas las preguntas que se me ocurren alrededor de lo que nos cuenta el film. Por mi parte, pienso que me gustan las dos cosas, porque al fin y al cabo, ambas son manifestaciones artísticas por las que expresamos nuestros sentimientos. ¿Qué es el Arte? Cuestión peliaguda en la que no me voy a meter entre otras cosas porque es un asunto de esos que no acaban nunca. Pero voy a intentar simplificarlo citando a Lucious Lyons, protagonista de la serie Empire: “Muestrame tu alma en esa canción”. Una frase muy simple pero que al mismo tiempo encierra, bajo mi perspectiva, la esencia del arte. Mostrar lo que somos, quienes somos, ya sea en la pintura, ya sea en la fotografía, ya sea con melodías musicales o…haciendo Cine ¿verdad? ¿Por qué hay que enfrentar las Palabras con las Imágenes? ¿Acaso no se pueden llevar bien? ¿Qué es el Cine entonces sino Palabras e Imágenes?

Algún sesudo académico criticará mucho la simplicidad de mis argumentos, pero no se trata de ser más o menos erudito, sino de simbolizar de alguna forma lo que nos cuenta esta película. Y lo que nos cuenta es eso tan manido de que los polos opuestos se atraen.

Ambos protagonistas, Jack Marcus (Owen) y Dina Delsanto (Binoche), representan estos dos polos. Jack representa a las Palabras, como buen escritor y profesor de literatura, alguien que ama su trabajo por encima de todo, y que solo arrastra una debilidad: su adicción al alcohol. Y por otro lado tenemos a Dina, pintora muy conocida, amante también de su trabajo y que, debido a su enfermedad, hace tiempo que no recibe inspiración para pintar. Ambas personas son opuestas, pero iguales al mismo tiempo en muchos aspectos. Ambos, poco a poco, irán comprendiendo que las palabras y las imágenes no se excluyen y que juntas son mucho más fuertes, una metáfora de dos vidas rotas que se pueden reparar al encontrar el amor.

¿Cuál es la mejor manera de calificar esta cinta? Yo diría que es dulce, tierna, agradable, y que da gusto verla. Es una película muy recomendable para todos aquellos que quieran refugiarse en un relato humano tan real como la vida.