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La primera parte de "Lion" donde se recrean los primeros pasos de su pérdida, tanto física como emocional, es una pura noria de emociones, de viajes interiores y de estados contenidos a punto siempre de explotar.
«Lion» es de esas películas que después de casi un mes en cartelera sigue manteniendo el atractivo y se sostiene en salas.
El hecho de ser una de las cintas que más nominaciones tiene para los Oscar y estar basada en hechos reales, puede que sean varios de los hándicaps de esa su vertiente de estancia en cines.
«Lion» es la adaptación cinematográfica de la novela «Un largo camino a casa» de Saroo Brierley, siendo el escritor el propio protagonista de la historia. La dirección corre a cargo de Garth Davis, primerizo en cine pero con experiencia en series televisivas.
Saroo con tan solo cinco años se pierde en las calles de Calcuta, a una larga distancia de su casa. Tras intentar hacerse entender y regresar con su madre y hermanos, finalmente el pequeño es adoptado por un matrimonio australiano. Pasado un tiempo y tras una reunión con unos amigos, ellos mismos le incitan a utilizar las nuevas tecnologías, Google Earth, para rastrear la distancia que recorrió cuando tenía cinco años en su desaparición, el ya no recuerda mucho de sus primeros años, ni siquiera su ciudad, pero la fuerza de la identidad se hará verdad en su búsqueda.
Crítica de «Lion»
No es fácil llevar un relato real a la gran pantalla, sin que en muchas ocasiones o partes de la trama el dramatismo nos desborde y no saquemos la esencia principal de la historia.
La primera parte de «Lion» donde se recrean los primeros pasos de su pérdida, tanto física como emocional, es una pura noria de emociones, de viajes interiores y de estados contenidos a punto siempre de explotar. Quizá es la mejor parte, no incide en demasía en el melodrama, y la realidad se empasta con una objetividad pasada a la pantalla con un cierto enganche emocional, pero sin pasar a la lágrima.
La interpretación infantil es sublime, carismática y trasmite. El desconcierto llega cuando de golpe nos adentramos en la edad adolescente y adulta, donde el cambio es brutal y radical. Hay un cierto ritmo de acomodación por parte del personaje sin recuerdos, y de repente, existe ese vuelco total, que hace virar en torno al desencadenante de la historia final que está cantada, y que peca de entrar en bucle en muchos momentos.
«Lion», no solo habla de una búsqueda individualista en sí, sino también de la acomodación y sus problemas de las personas adoptadas fuera de su cultura y su entorno vital natural. Y al mismo tiempo rinde homenaje por aquellas personas que se decantan por ayudar con ese acto a terceros.
Por partes se muestra real, así como su propia historia, pero al mismo tiempo en su visionado podemos recordar a muchas otras películas que provienen de la India, de niños perdidos o robados, y podemos pensar que Saroo Brierley no solo ha querido narrar su experiencia sino también la de muchos otros que como él un día tuvieron un cambio de rumbo en su vida, pero que él si ha podido recuperar y reconocer tiempo después. Aun así la magia de una historia impactante se pierde al recordar otros títulos.
Dev Patel que destacó en la soberbia «Slumdog Millionaire», ha tenido de compañeras de viajes a Nicole Kidman y Rooney Mara, ambas con papeles muy especiales y que marcan la personalidad del protagonista.
Pero en cuanto a actuación destacaría a Nicole Kidman que sorprende con una actuación sobria y bastante alejada de lo que nos tiene acostumbrados.
Crítica de Susana Peral.
