Arrietty y el mundo de los diminutos. Una maravillosa aventura animada

Los Estudios Ghibli se han convertido con el paso del tiempo y con el apadrinamiento de su director y co-fundador, el genio de la animación Hayao Miyazaki, en la nueva fábrica de sueños de la animación internacional. Mientras unos apuestan por el 3D y los nuevos efectos digitales para sorprendernos, otros mantienen y amplifican la esencia de la animación tradicional y además lo hacen de forma majestuosa.

Una vez más, de la mano de Hiromasa Yonebayashi, Ghibli nos trae otra maravilla, ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ , que quizás no alcance los niveles de excelencia de algunas de las obras de Miyazaki y Takahata, pero las reminiscencias a algunas inolvidables, como ‘Mi Vecino Totoro’, y un maravilloso guión del propio Hayao, nos deja un título imprescindible, a la altura de alguno de sus clásicos.

En una casita oculta bajo las tablas del suelo de una mansión campestre, vive una familia de seres diminutos, de apenas 10 cm. de altura, que tienen la norma de no dejarse ver nunca por los seres humanos; sin embargo, su tranquila existencia cambia cuando Arrietty, una audaz adolescente, es vista accidentalmente por un niño que se acaba de establecer en la casa debido a su delicada salud. Al tiempo que entre ambos surge una gran amistad, la existencia de los diminutos seres se verá peligrosamente amenazada.

Esta maravillosa adaptación del clásico cuento infantil ‘The Borrowers’, dibujada a mano siguiendo el estilo tradicional, seduce desde el primer minuto, y convierte el largometraje en una de las mejores experiencias cinematográficas animadas de los últimos tiempos.

La sencillez de la narración, unido al virtuosismo de los detalles y a la maravillosa banda sonora de Cécile Corbel, componen una sublime película capaz de seducir desde al más distinguido hasta el más receloso de los espectadores, de enamorar a niños y a mayores y de  demostrar que la animación, una vez más, habla japonés.