Crítica de Alexander y el día penoso, horrible, horroroso, espantoso. Una comedia agradable

Por fín Disney nos sorprende con algún producto nuevo que no tenga que ver con Marvel. La próxima semana llega a la cartelera una comedia familiar que cumple perfectamente con lo que promete.

Alexander y el día penoso, horrible,  horroroso, espantoso contiene diversión y también ciertos momentos de cierta ternura.

Alexander y el día penoso, horrible,  horroroso, espantoso es una cinta muy agradable, la cual, no tiene tampoco un guión destacable, pero tampoco es necesario tenerle esto muy en cuenta. La historia, al parecer, se basa en un cuento infantil. Desconozco cómo será el original. Pero sí que puedo hablar por el film, y tengo que decir que es una cinta entretenida, de esas que al verlas logran hacerte olvidar por un rato la pesadez de la vida diaria, por lo tanto, creo que como obra de cine está en su elemento.

¿Cuántos de nosotros no han tenido alguna vez en su vida un día de esos tremendamente horribles? Un día en el que, al finalizar, uno piensa: ¿Por qué no me habré quedado en la cama? Pues esa es la esencia de esta película. Una historia sobre una familia normal y corriente que afronta un día bochornoso, horrible, espantoso; un día que hace honor al título del relato.

El protagonista es Alexander, un chico que acaba de cumplir 12 años. Tiene un día terrible en el que todo le sale mal. Además, la celebración de su cumpleaños pende de un hilo: debido fundamentalmente a que un compañero de clase, el típico niñato guay, va a celebrar una fiesta el mismo día que Alexander, una fiesta que será el evento principal de la temporada para todos los chavales del colegio. Alexander se encuentra con que su familia le ignora, y entonces pide un deseo por ser su cumpleaños: que todos los demás vivan un día tan terrible como el suyo.

Es a partir de aquí cuando se desatan los acontecimientos más cómicos del film. Los padres de Alexander y sus tres hermanos, interpretados por Steve Carrell y Jennifer Garner, comienzan a sufrir desventuras en sus propias carnes; el padre, que lleva meses en paro, debe cuidar de todos sus hijos, incluyendo al tierno bebé Trevor, un pequeñajo gamberro que desata más de una risa y además aporta uno de los momentos más graciosos y tiernos de la película (la escena del yoga con las mamás y sus bebés no tiene desperdicio).

Se enfrenta a una entrevista de trabajo decisiva para su futuro profesional, y el pequeño Trevor no lo pondrá fácil; por otro lado, los dos hijos mayores, que son adolescentes, se encuentran sumidos en las típicas crisis de esa edad (quizás sea la parte más detestable de la película, por cansinas, por estereotipadas, porque ya agota ver siempre la imagen de los teenagers como tontos), y por otro lado la sufridora madre que trabaja en una importante editorial infantil, una mujer que ya ve poco a sus hijos y tiene la posibilidad de llegar a un puesto directivo en la compañía, algo que depende de que la publicación de un nuevo libro infantil tenga éxito.

Lo más molesto que el público encontrará en Alexander y el día penoso, horrible,  horroroso, espantoso son los diversos estereotipos como el de las mujeres que si quieren ser directivas empresariales no pueden ocuparse de los hijos, o bien los mencionados anteriormente en relación con los adolescentes en el colegio (los bailes de instituto, la popularidad de los más guays etc.) pero, al margen de todo esto, nos encontramos con un relato muy realista y con cierta astracanada, con el que más de uno puede sentirse identificado.

En conjunto Alexander y el día penoso, horrible,  horroroso, espantoso es un film agradable para ver en familia.