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El cine y el deporte son dos mundos absolutamente paralelos que han conseguido cerrar obras maestras a lo largo de la historia que realmente han enganchado al espectador.
Con una combinación de emociones que representa a la perfección lo mejor de ambos aspectos.
Sin duda, el cine es capaz de reflejar lo duro y bonito que puede llegar a ser el camino en la vida de un deportista ya sea algo basado en hechos reales o algo lejos de la realidad pero que representa una situación que se puede dar en el deporte en sí mismo.
Dos de los ejemplos que representan ambas vertientes y que, desde mi punto de vista, son obras de arte del cine relacionado con el deporte son Moneyball y Million Dollar Baby. Deportes distintos (béisbol y boxeo), historias diferentes, pero dos maneras de contar aspectos opuestos del mundo del deporte absolutamente brillantes.
En Moneyball, Brad Pitt da vida a Billy Beane, un director deportivo de un equipo de la Liga Americana de Baseball, que tiene que crear un equipo competitivo con pocos recursos económicos. Había sido jugador de baseball profesional, con un gran futuro por delante, pero su rendimiento en partidos oficiales no era el esperado por todos. Por eso, decidió retirarse y seguir vinculado al deporte de otra forma. Cogió las riendas de los A´s de Oakland e hizo historia aplicando métodos novedosos con la ayuda de un atípico ayudante. Lo importante de esta película es el hecho de ver cómo a pesar de las críticas Billy Beane se mantiene firme en sus teorías con la convicción de que todo iba a salir como él pretendía, algo que así fue. Una película que no se puede dejar de ver si eres un verdadero amante del deporte.
Por otra parte, Million Dollar Baby nos cuenta una historia absolutamente diferente. La película, ambientada en el mundo del boxeo, desarrolla la vida de una chica de origen humilde y de muy pocos recursos que consigue atraer la atención de un ogro de gimnasio para que primero la entrene y luego la acoja como a una hija. Después de pasar por momentos peligrosos se convierte en una boxeadora de éxito, aunque todo acaba de la peor manera posible. A pesar del triste final, el fondo de esta película hace que te enganches a la pantalla en todo momento disfrutando de los momentos buenos y sufriendo con los malos.
En definitiva, parece que el cine y el deporte, cuando van de la mano, extraen historias realmente interesantes que consiguen convencer al espectador. Así, con Moneyball y Million Dollar Baby como películas recomendadas entre las mejores apuestas cinéfilas, hay muchos títulos que se podrían añadir a la lista de películas necesarias de visionar si eres un amante del deporte y del cine por igual.
