La Mejor Oferta. ¿Quién no ha hecho alguna vez locuras por una mujer?

Que amante del cine puede resistirse a ver «La Mejor Oferta», la última película de Giuseppe Tornatore a pesar de que los trabajos que han precedido a «Cinema Paradiso» no hayan tenido el calado que se les presumía, aun así la confianza sigue.

Giuseppe Tornatore regresa con la expectación de siempre, esta vez con una cinta de una gran calidad técnica y una gran dificultad a la hora de asentar un género, digamos que roza el Thriller y el drama pero sin consumar en ninguno de los dos, se queda un poco a las puertas de ambos.

«La Mejor Oferta» es una película muy elegante pero resulta demasiado lineal y le cuesta al espectador envolverse en ella. Los personajes son distantes y complican la complicidad con el espectador. Tornatore busca recursos para mantener la atención durante las más de dos horas que dura el film intentando dar giros a la trama pero que se quedan como el aceite por encima del agua, muy superficial, le falta rotundidad aun así es cierto que mantiene enganchado en su totalidad, juega muy bien con los puntos clave que mantienen despierto al espectador conservando el suspense, sin llegar a la reacción emocional que siempre cabe esperar del director italiano, reprochándole ciertos detalles predecibles que ensombrecen la enternecedora historia.

«La mejor oferta» tiene un comienzo Almodovariano haciendo primeros planos de lo cotidiano, con una fotografía y una luz aristocrática que seduce el sentido de la vista, atrapando al espectador.

La música de primera clase en manos de Emnio Morricone es garantía de estar como tomándote una delicatessen, todo ello aderezado con unas imágenes de obras de arte que combinan como una maquinaria bien engrasada. Entre la fotografía y la música no haría falta un guión, se podría dar por válida como un documental del Prado o el Louvre sin más.

En ciertas partes de la película es pura poesía en ella se despierta la ternura, el amor por el arte, por la luz, el erotismo y la sensualidad, la elegancia y el refinamiento italiano, con matices de color que envuelven al espectador en una escena de glamour contenido, con frases morales de cierto calado filosófico. Se puede catalogar de película romántica en algunos tramos, pero es la intriga la que borra con frecuencia esa visión del trabajo de Tornatore.

«La mejor oferta» cuenta la historia de un millonario solitario Virgil Oldman (Geoffrey Rush) tratante de arte que es requerido por una misteriosa mujer atormentada (Sylvia Hoeks) que padece una enfermedad llamada Agorafobia para vender todas las propiedades de esta. A medida que se van conociendo se crea un vinculó que hará tambalear los cimientos del Virgil Olman.

David Helfgott, el oscarizado actor por el pianista de Shide hace un papel magistral, la piedra que sostiene «La mejor oferta», interpreta un personaje de un hombre solitario, maniático y recio, carente de afecto que a medida que avanza la película se aprecia como esos rasgos tan acentuados se van diluyendo cuando entra en escena Sylvia Hoeks, que interpreta al personaje femenino principal, una chica joven atormentada por la enfermedad que padece, el papel no me ha parecido de un gran peso interpretativo pero bien es cierto que no hay reproches al respecto, creo que es correcto en todo momento y en muchas de las escenas trasmite lo que el director pretende de ella.

Todos los hombres tienen un precio sentimental y nadie está a salvo, como dirían los Suaves en una de sus canciones…” ¿Quien no ha hecho alguna vez locuras por una mujer? ¿Quien no hizo alguna vez promesas a una mujer?, ¿quien no quiso alguna vez?” Desde luego es una película muy interesante y creo que sin ser la película del año si que hay que verla.

Una Crítica de Cine de Antonio Arenas.