Crítica de Birdman

Un superhéroe de la vieja escuela entre bambalinas guiado por Iñárritu.

Birdman comienza en el mundo actual. Entre superhéroes de cartón en grandes superproducciones, un actor venido a menos que dio vida a uno en su pasado, se decide a probar su valía en el teatro. La obra se va a estrenar dentro de poco y en uno de los ensayos uno de los actores queda fuera de la función. Desde ese momento contarán con un nuevo rostro para la actuación. El novato probará tanto a su talento como a sus nervios. El antiguo Birdman se deberá enfrentar desde entonces a la crítica, el público, los actores, el resto de la sociedad e incluso a sí mismo.

La dirección de esta producción resulta de lo más gratificante. Atrevida no solo por haberlo realizado en un teórico único plano, sino también por las leves transiciones con las que se hila la historia. Si bien no da demasiadas posibilidades a la fotografía menos en ciertos momentos, consigue sumergirse en un trabajo de lo más complejo y teatral, concorde con el argumento. Controla el completo de la actuación y en muchas ocasiones resulta complejo de comprender la manera en que se habrán rodado determinados momentos. La parte menos agradecida sería quizás la más ficcional, digna del mundo de superhéroes y explosiones. Resulta original, pero, al tener un marcado carácter de denuncia, no se da posibilidades más allá de la mera nota cómica.

En Birdman los actores están impactantes. Michael Keaton hace un papel complejo, completo y con diferentes caras de un mismo personaje. Es un trabajo complicado y, pese a ello, lo domina con tranquilidad. Se sumerge con facilidad en la paranoia del superhéroe. También se debe ensalzar el trabajo de Emma Stone, quien hace un trabajo perfecto y muy limpio con un gran, aunque breve, monólogo que por sí mismo demuestra el talento de la intérprete. Naomi Watts se introduce de cabeza en el papel menos agradecido de la película. Tiene muchos matices pero, pese a todo, al lado de los pesos pesados con los que comparte cartel, parece un peso pluma. Edward Norton trabaja a la perfección y completa el papel quizás más plano y, pese a todo, el más simpático para muchos. En ocasiones toma él la batuta de la orquesta, pero, más porque se impone al resto que por su propio papel. Zack Galifnakis está correcto, aunque no espectacular y Lindsay Duncan da lugar a un gran monólogo, aunque no es ella quien lo realiza.

Bridman es algo larga y quizás sea de la primera hora cuando se podría eliminar parte de ese material. No es que aburra, pero sí que es algo redundante, como si en una gran comida sacasen varios entrantes mientras uno ya reza por ver su primer plato. Tras está hora se mezclan realizaciones mucho más diversas que se adaptan al género de superhéroes, quieren introducir momentos para mostrar el mundo de las bambalinas o el agobio de una escena. La iluminación sirve para introducir a lo que se busca en cada escena.

La música es constante en esta película. Puede agobiar o incluso marear algo, pero en realidad es de lo más agradecida. Aunque compleja, tiene continuidad a lo largo de toda la cinta y remarca con acierto grandes momentos mientras crea tensión incluso en algunos instantes o preparan el ambiente para las escenas.

Birdman es completa, compleja y se debe encarar como una obra que va mucho más allá de lo común. La dirección no pasa desapercibida, ni tampoco lo hacen las actuaciones. La producción parece haber nacido con la intención de convertirse en un peligroso perro de pelea en toda clase de premios.

La cinta resultará bastante agradecida para los seguidores del director, Alejando González Iñárritu, y propondrá un curioso espectáculo a los que se atrevan a verla. Puede que en su inicio se haga densa, pero en su totalidad es de lo más reconfortante poder ver películas como Birdman en la cartelera.