Crítica de Kubo y las dos cuerdas mágicas. Una aventura inolvidable

Laika vuelve a sorprender con un trabajo de animación portentoso, sorprendente y muy entretenido.

Tenemos en la cartelera de cine Kubo y las dos cuerdas mágicas, una nueva muestra de la habilidad de Laika para maravillar al espectador de todas las edades. Los responsables de cintas tan entrañables como Los mundos de Coraline y El alucinante mundo de Norman, vuelven a enamorar con esta obra de orfebrería stop-motion comandada por Travis Knight.

Kubo es un avispado joven que vive una vida tranquila junto a su madre en un pueblo costero de Japón apartados del mundanal ruido. Kubo se gana el sustento como cuentacuentos, narrando a los sorprendidos aldeanos maravillosas historias protagonizadas por figuras de origami. Todo transcurre en paz y tranquilidad hasta que un día haciendo caso omiso a su madre, no vuelve a casa antes del anochecer.

Desde ese momento Kubo tendrá luchar contra dioses y monstruos, aunque contará con la ayuda de Mona, un valiente Escarabajo y de su shamisen, un bello instrumento mágico.

Nuestro protagonista tendrá que encontrar una armadura mágica de su padre, que fue un legendario guerrero samurái.

Kubo y las dos cuerdas mágicas cuenta con las voces en su V.O. de Art Parkinson, Matthew McConaughey, Charlize Theron, Rooney Mara, Ralph Fiennes y George Takei.

Estamos ante una maravilla visual, una cinta animada que sorprende en cada plano, en cada una de sus secuencias, una declaración de amor a la animación más artesanal y a su capacidad para conjugar esta última con las últimas innovaciones tecnológicas en el género.

Pero Kubo y las dos cuerdas mágicas no es solo eso, su belleza y atractivo van mucho más allá de un gran diseño y una gran puesta en escena. Kubo es una aventura completa, para todos los públicos. Una película hipnótica y original, que, pese a algunos defectos, ha sabido conquistar nuestros corazones y se postula como una de las mejores películas de 2016.