Crítica de «El Sr. Enri comparte piso». Entrañable comedia de Ivan Calbérac

Del país vecino nos llega esta comedia generacional, que habla de la comunicación y sobre todo de la incomunicación entre padres e hijos.

De lo paradójico del ser humano, capaz de abrirse más a un desconocido que a un miembro carnal de la familia, lo difícil que resulta comunicarse con los que más quieres, sobre todo en determinadas etapas de la vida.

Hay demasiados recovecos en nuestros cerebros en los que se dificulta la entrada, se van cerrando como pequeñas celdas muy complicadas de abrir. Ser padres nadie dijo que fuera fácil ¿Quién tiene la clave de la educación?

Sobre algo tan básico y a priori tan sencillo se basa esta entrañable película, «El Sr. Enri comparte piso», en ella se pone de manifiesto lo que un padre quiere para sus hijos y lo que estos están dispuestos a ofrecer para que se sientan orgullosos, la necesidad de que nos valoren y nos refuercen en positivo, sobre todo en el seno de la familia, tenemos que encontrar ese empuje que nos de impulso para que saquemos todo nuestro potencial.

Todo el mundo no puede ser ingeniero, ni cursar una carrera universitaria, pero eso no es óbice para tener un talento para otras cosas, tan solo tiene que aflorar en nosotros y que nos apoyen para  así ayudar a  creérnoslo.

Constance es una joven que decide salir de casa arrastrada por una difícil convivencia con su padre, por una falta de comunicación padre hija que la llevará a Paris, a convivir con el Señor Herni, un anciano que alquila una de las habitaciones de su casa inducido por su hijo (Del que tampoco puede presumir de una relación de comunicación fraternal) que quiere que este no se encuentre solo.

El anciano no ve con buenos ojos la decisión de su hijo pero la acepta y no solo la acepta si no que la utiliza, para decir a su hijo lo que no se atreve en persona.

Ivan Calbérac nos cuenta con su guión sencillo esta comedia con ciertas dosis de dramatismo, los franceses son especialistas en tocar las fibras sensibles en lo que a sentimientos cotidianos se refiere (y esta no es una excepción), la clave quizás de este trabajo está en  la química que hay entre los dos personajes principales Noémie y Claude apoyados de los personajes que los rodean, como son el hijo de Henri y su nuera y los padres de Constance, hacen la película dinámica y elegante.

«El Sr Henri comparte piso» es una cinta que se queda un buen regusto en el paladar como en los buenos vinos, porque tiene emotividad, dosis de humor y una gran delicadeza, es cálida, ocurrente y jovial, llena de valores y enseñanzas, todo envuelto en unos diálogos de un gran ingenio, recreado en una atmosfera llena de luz y musicalidad que llegará a los corazones del público de todas las edades.