Crítica de Elcano y Magallanes, la primera vuelta al mundo

Elcano y Magallanes, la primera vuelta al mundo, de Ángel Alonso, es una historia narrada con sencillez, con toques de humor para adentrarse en el mundo infantil y llegar a ellos, pero con la grandiosidad de la historia que está contando, con las bases de la crónica de esos dos personajes que tienen su propio nombre en la historia, pasen los años que sean.

240 hombres salieron de Sevilla en 1519 a bordo de cinco naves. Transcurridos 3 años solo consiguieron regresar 18 de ellos en un solo barco. La expedición fue financiada por el Reino de Castilla y capitaneada por el portugués y tuvo como compañero de viaje al vasco Juan Sebastián Elcano, quien consiguió concluir la travesía y misión. Una aventura de tres años, donde las tormentas, la lealtad, el hambre, el nuevo mundo y constatar que la tierra era redonda fue todo uno.

Una historia de aventuras, que contiene un contexto social de la época, que aunque no está demasiado desarrollado, está latente en la cinta, con toques de comicidad para que los más pequeños puedan disfrutar de la animación y la historia en un conjunto visual narrativo que para ellos es llano, pero directo.

Puede que no se exceda en contar y desmenuzar todo el guion de Jose Antonio Vitoria y Garbiñe Losada, pero sí esa parte de lo sucedido para que los más pequeños se interesen por la historia de la mano de una buena animación, combinada a la perfección con una música que encaja en cada secuencia y con un colorido alegre, vital y que se rebaja cuando es necesario.

La animación de Elcano y Magallanes que parece por momentos imagen real, es uno de los grandes logros de la cinta y que vitalidad a los movimientos nada estáticos. Otro factor a destacar son las tonalidades de colores que han utilizado, estupendamente remarcados para ver cada enclave del guion.

Podemos pensar por la publicidad que el grupo La Oreja de Van Gogh y su música es la protagonista de la cinta, pero esa parte no se queda ahí, la banda sonora creada Joseba Beristain  e interpretada por  la Orquesta Sinfónica de Euskadi dirigida por Fernando Velázquez y 90 voces del Orfeón Donostiarra dirigidas por José Antonio Sainz Alfaro.

La música de Elcano y Magallanes es maravillosa, respaldando cada secuencia, cada situación y cada personaje. Cada nota está totalmente conseguida y recreada con virtuosismo y elegancia escénica al mezclar sonido e imagen. También ha participado en la composición de la música Enrique Solinís, músico vasco experto en guitarra y música antigua, interpretando varias piezas de la gran banda sonora de Joseba Beristain