La siesta del carnero de Valeria Hofmann en el Festival de Málaga

La imaginación y la tecnología han sido aliados para seguir creando en esta pandemia. La directora chilena Valeria Hofmann ha realizado un cortometraje documental partiendo de unos recuerdos, de unos encuentros por videoconferencia con su familia para mantener la comunicación y la tradición.

Lucía y Valeria están en su apartamento de Madrid, y necesitan en cierta forma matar el tiempo, sacan las cartas del tarot y dos de ellas son los primeros plato de un menú. Y la otra es una incógnita. Deciden para ello realizar esas recetas, y la buscan en quiénes poseen unas recetas que provienen de sus abuelas. Con la tecnología hacen viajes virtuales, lo que podrían o no hacer. Unas videoconferencias e intentan descifrar lo que hay detrás de esa carta.

Hay una compensación entre lo tradicional y lo moderno en La siesta del carnero, mantener tradiciones, y es algo que está bastante presente en muchas de las películas que se están exhibiendo en el Festival de Málaga. Muchas realizadas antes de la pandemia y otras después. ¿habrá influido esta situación para remarcar más estos aspectos?

La siesta del carnero, esa siesta que dicen que los campesinos tenían antes de dormir, incide en buscar esos recorridos de la infancia, esos recuerdos que marcan. Quizá para soñar como lo hacían antaño en esos descansos que todos más o menos tenían y que hoy en día se han perdido ya que el tiempo apremia y se apodera de las personas en sus vidas.

En solo 19 minutos la directora nos lleva a viajar por google, de un país a otro, de ver las fronteras y al mismo tiempo la posibilidad de imaginar. Incide también en unos pasillos que recrean esa incógnita que puede ser de esa carta, y que con los silencios y las oscuridades que hay en imagen se enfatiza más. Un cortometraje que dispone al espectador a dejarse llevar por los sueños y lo desconocido.