Puntuación:
Poco afortunada mezcla de comedia, terror y thriller que necesitaba un tono más alocado para funcionar.
Cuando una película tiene una punto de partida delirante, el resto del metraje tiene que estar a la altura para no provocar decepción. Por desgracia, Oso vicioso, la película dirigida por la actriz Elizabeth Banks, no consigue igualar su idea principal fracasando en todos los géneros que quiere abarcar.
El argumento se inspira en un hecho ocurrido a mediados de los ochenta en Estados Unidos: un oso murió por la ingesta de cocaína que había sido lanzada desde un avión en el que se transportaba esa droga y que acabó estrellándose. Al parecer, no hubo ningún incidente, además de la muerte de un oso por inhalar la droga, que señalara que el plantígrado hubiera asesinado a nadie mientras estaba bajo las efectos de esa sustancia. No obstante, el filme de Banks especula con la posibilidad de que hubiera avivado sus instintos asesinos, atacando a humanos.
La idea podría haber dado lugar a una película de serie B sangrienta y loca, pero Banks y su guionista, Jimmy Warden, ofrecen una mezcla poco inspirada de comedia, thriller y terror que no acaba de triunfar por la poca valentía de sus responsables. La inclusión de una trama familiar acerca de una enfermera que intenta salvar a su hija y al mejor amigo de esta de las garras de la criatura parece insertada para ampliar su público potencial y evitar calificaciones más restrictivas, mientras que el gore ocasional no acaba de provocar el terror pretendido. Ni siquier los ataques del oso logran imprimir inquietud. Tampoco funciona la trama acerca de un narcotraficante, al que da vida un histriónico Ray Liotta, que pretende recuperar a toda costa los fardos de coca que cayeron del avión.
El resultado es un filme que se cree más gracioso de lo que realmente es y que fracasa en su poco acertada mezcla de géneros. Quizá todo hubiera funcionado si sus responsables hubieran optado por un tono más disparatado y loco.