Crítica de Serena. Una historia de amor empalagosa y poco creíble

Susanne Bier la directora cinematográfica que con En un mundo mejor logro alzarse con premios como el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en el 2011.

Ahora llega a nuestras pantallas con Serena un producto mucho más comercial avalado por la participación de los actores Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, pero ¿estarán todos a la altura de lo que se espera de ellos en este trabajo?

Corren los años 20 en las montañas del norte de Carolina, George tiene un negocio maderero en este paraje y ahora vuelve allí junto a su mujer Serena. Jóvenes y ambiciones se enfrentarán a este nuevo reto de vida en común, en un lugar donde el ya se desenvolvía con soltura y donde ella aprenderá a vivir e incluso a regentar el negocio familiar. El tiene un pasado que puede ella no comprenda y al mismo tiempo a ella su pasado le persigue mentalmente, todo ello hará de sus vidas un mezcla explosiva que deberán afrontar y aguantar con su amor.

Susanne Bier ha recreado en Serena una historia pasional, o eso ha intentado,  ambientada en la Gran depresión, donde el secretismo, la ambición, las clases sociales y el destino están reflejados todos y marcados por una historia de amor tan empalagosa a la vez que intangible, a la vista y a las emociones, no me creo a los personajes, no me creo las sub tramas que hay por dejado de los protagonistas, no me llegó absolutamente nada y se me hizo altamente pesada.

Lo único que salva la película es en sí los decorados, la ambientación pero poco más, ni siquiera la pareja protagonista actoral, Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, atrae ni convence, parecen como el agua y el aceite, en ningún momento veo feeling en esa pareja, no se funden entre ellos,  a no ser que la directora sea eso lo que quiera transmitir apatía total en un matrimonio, donde la conveniencia y el ocultismo es lo que se está detrás de cada uno.

El dúo de actores funcionó a la perfección en su anterior colaboración, en El lado bueno de las cosas, consiguiendo incluso ella el Oscar a la Mejor actriz de ese año. Pero aquí, en Serena, falta empatizar con ellos desde el principio, todo estado montado desde un cuento de hadas, pero como si fuera un juego de naipes se derrumba, y es que todo está basado en una gran utopía del flechazo, de amor a primera vista con muy poca solvencia, con una narración íntima poco expresiva desde el guión y desde las actuaciones.

Y algo más que no acompaña es la música, excesivamente soporífera que si ya en sí la trama y su desarrollo no te hace estar expectante, la música menos todavía, no te engancha pues es casi lineal en todo el metraje.